miércoles, 17 de abril de 2013

Black Lotus Capítulo 11


Este capítulo, como ya dijimos, es TaoRis al 100%. Desde el principio tenía pensado escribir la historia de ellos... Pero no así... Esto no tiene casi nada que ver con lo que pensé... FAIL XD Pero bueno, creo que quedó bonito, con un toque de humor, incluso, que no tenía previsto (se ve que estaba graciosilla ese día... LOL) 



Kris se encontraba en la sala de la chimenea de su mansión. No tenía ninguna ganas de estar ahí, pero una vez llegaron Xiumin y Chen a la casa que compartían con Lotus la noche anterior, éstos, junto con Luhan y Henry, le obligaron a volver, viendo que tras varias horas allí no podría hacer mucho más y que sólo se estaba exponiendo al peligro. No habían encontrado a Tao por ninguna parte y ahora no podía dejar de mirar por el ventanal, sintiéndose inútil sin hacer nada, esperando ver la silueta del joven atravesando la verja de la entrada. Tres golpes en la puerta de madera le hicieron desviar su atención, reconoció esa manera de tocar al instante.
-Pasa.-
-Señor…- la figura de Sooyoung apareció tras la puerta.- Tiene visita.-
Notó la preocupación en su voz, probablemente ya sabría lo que había pasado, era la única sirvienta que tenía conocimientos sobre la banda y seguramente estaría preocupada por el chico, puesto que siempre se  había considerado como una hermana mayor para él.
-¿Quién?- dijo esperando ver a Henry.
Sooyoung abrió más la puerta y vio a Kai acompañado de Sehun, algo que no se esperaba ya que el moreno le había dicho que debían quedarse en un lugar a salvo, esperando por el próximo movimiento del enemigo.
-¿Pasó algo?- preguntó, sorprendido ante la idea de que ya hubiesen vuelto a atacar o de que hubiesen encontrado una pista tan pronto, sólo habrían pasado 12 horas desde el ataque en aquella casa.
-Sólo vengo a hablar, creo que ambos lo necesitamos…- dijo.
Kris le dejó pasar y se sentó en la silla tras el escritorio, aquellos sofás frente a la chimenea le recordaban demasiado a las muchas horas que había pasado ahí con Tao. Kai le indicó a Sehun que se quedase fuera esperando y se adentró en la estancia.
-Ese chico, Tao, no es sólo tu guardaespaldas, ¿verdad?- dijo sin vacilar.
El chino le fulminó con la mirada.
-¿Qué te importa a ti eso?-
Kai se sentó en una de las sillas que había frente al escritorio.
-Hace poco comencé una relación con D.O., no sé si recuerdas quién es…- Kris asintió, recordando al joven.- Si le pasara algo, no sé cómo reaccionaría… porque soy el jefe de la banda y, como tal, tengo que mantener la cabeza fría, como tú hiciste cuando pasó lo del hermano de Suho… Yo mismo mantuve el control cuando Suho desapareció junto con tu primo, porque, aunque estaba preocupado, no podía dudar ni mostrarme débil… Pero si fuese D.O… - lo miró a los ojos.- no sé si podría mantener esa calma como tú la estás manteniendo ahora.- sacudió la cabeza al ver el rostro confundido de Kris y darse cuenta de que no sabía a donde quería llegar con todo eso.- Lo que quiero decir es que, como jefes, tenemos que mantenernos firmes ante nuestros subordinados, pero eso no quiere decir que no lo pasemos mal.- esbozó una sonrisa triste.- joder, somos humanos… Por eso, entiendo cómo te debes sentir y, si necesitas cualquier cosa, puedes contar conmigo, yo no soy un subordinado.
Kris quedó en silencio cuando acabó de hablar, duró así lo que a Kai le pareció una eternidad.
-Le amo…- dijo casi en un susurro.- Nunca…- cogió aire apoyando los codos sobre la mesa y juntando sus manos frente sus labios, como intentando contener algo.- Nunca me perdonaré el haberlo puesto en peligro.
Kai sabía que no quería que le dijera nada, así que sólo lo escuchó y luego se quedaron en silencio. Kris se sumió en sus pensamientos, recordando, como había estado haciendo hasta antes de que el moreno llegase.


Dos años atrás, Kris entraba al nuevo establecimiento que llevaba poco más de un mes abierto, el Machine, encontró a Luhan hablando con una chica que apenas llevaba ropa.
-¿Qué tal va el negocio?- dijo llamando su atención.
-¡Kris! No pensé que llegarías tan pronto.- comentó, puesto que se suponía que su amigo aun debía estar en China por unos negocios.
-Es que ya te echaba de menos.- bromeó dándole un abrazo.
-¡Jajaja! Sí, claro.-
-Esta noche vamos junto con Lay y Xiumin a cenar, ¿vale?-
-Me parece perfecto.- le mostró una gran sonrisa.
-Y bueno… ¿respondes a mi pregunta? ¿Qué tal va el negocio?-
-Oh, de maravilla.- aseguró.- Somos uno de los prostíbulos de más prestigio y cada día tenemos más clientes que alquilan los servicios, eso de tener habitaciones propias le encanta a la gente. Y poder tomarse unas copitas viendo el espectáculo antes de un buen polvo… ¿Qué más se puede pedir?- Kris rió, nunca se acostumbraría a escuchar ese tipo de comentarios viniendo de la cara de ángel de Luhan.
De repente escucharon el estruendo de cristales rompiéndose y giraron rápido a ver cómo un chico alto y moreno recogía, alterado, el estropicio que había creado.
-¡Oye, tú, inútil!- le gritó la chica con la que había estado hablando Luhan.- ¿Es que no puedes hacer nada bien?
El chico la miró con cara de susto, balbuceando alguna especie de disculpa.
-¡Hyoyeon, no seas tan dura con el pobre!- dijo Luhan riendo.
-Aysh… es que no sirve para nada.- dijo mirando como terminaba de recoger.- Parece mentira que tú seas el jefe. ¡Deberías echarle la bronca tú!-
-El pobre sólo es un crío…- intentó decir algo, pero la chica siguió hablando y maldiciendo, así que la dejó desahogarse y le sonrió a Kris de manera cómplice.- Es la encargada aquí abajo.- susurró, refiriéndose a la sala donde se encontraban todas las mesas y escenarios, zona en la que se daban los espectáculos y donde la gente podía tomar toda clase de bebidas.
Kris vio al chico adentrarse en la barra y se fijó en él, tenía un rostro bonito y un cuerpo bien formado, como era de esperar teniendo en cuenta el lugar donde trabajaba, le llamó mucho la atención y no pudo evitar preguntar por él.
-¿Quién es el chico?- dijo sentándose junto a Luhan en un sofá  semicircular de color azul eléctrico.
-Oh… él… quería hablar contigo de él.- Kris se extrañó ya que a él no le incumbía quien trabajase en el establecimiento, de todo ese tema estaba a cargo el propio Luhan.- Se llama Zi Tao. Sí, es chino, y tal vez por eso le he cogido cariño…- rio.- No sé, me parece como un cachorrito abandonado. Vino hace un par de semanas, empapado por la lluvia, pidiendo trabajo. Hyoyeon lo quiso echar, pero a mí me dio demasiada pena, además de que me pareció muy guapo y lo vi como un buen partido para el negocio… ya sabes…-
Kris asintió y vio como el joven se acercaba con dos copas, las dejó sobre la mesa y les hizo una reverencia.
-Gracias, Tao.- le sonrió Luhan.- ¿Sabes quién es él?- dijo en chino, señalando a Kris.
El chico negó con la cabeza, Kris quedó deslumbrado por lo adorable que parecía a pesar de tener, en cierta manera, un aspecto rudo.
-Soy Kris, el jefe de Luhan. Encantado.- le extendió su mano.
Tao dudó un momento, para él, Luhan era el máximo mandatario ahí y toparse con el jefe de éste suponía que le debía mostrar un gran respeto, pero le estaba ofreciendo su mano, algo que era más bien un gesto informal. Vaciló un poco antes de devolverle el apretón, sintió esa mano suave y caliente, y sin quererlo, se sonrojó cuando lo miró a los ojos y éste le esbozó una media sonrisa.
-Eh… uh… un placer, Huang Zi Tao.- dijo débilmente y después se retiró entre reverencias.
-Siempre tartamudea, y eso que apenas habla.- rió Luhan.- Al parecer no tiene familia ni casa, no me ha hablado mucho de él, pero sé que tiene 16 años, ¿te lo puedes creer? Es un crío.-
Kris se sorprendió a si mismo mirándole el trasero al chico cuando escuchó eso. “Soy un pederasta” se dijo.
-Bueno, no es la primera vez que contratas menores…- dijo tomando un sorbo de su bebida.
-Ya, ya, si de hecho intenté reclutarlo, porque además es virgen… y ya sabes lo que vende eso…- Kris se atragantó un poco con su bebida, ese día se sentía un poco torpe.- Le pregunté si estaba dispuesto a hacer este trabajo y aceptó, así que le dejé bien guapo y lo puse en la lista de vírgenes, que no es que sea muy amplia. Me ofrecieron una pasta por pasar un par de horas con él, pero me llamaron al poco de dejarlo en la habitación. Resulta que el chico se había puesto a llorar y, claro, el cliente estaba muy enfadado, le tuvimos que devolver el dinero y ofrecerle un servicio completo gratuito.
-Bueno… es normal, en cierto modo, si nunca ha estado con nadie y encima un hombre…-
-Sí, pero es que luego me pidió otra oportunidad. Y ya ves cómo lo veo, no puedo decirle que no a ese niño, así que lo volvimos a intentar, pero pasó lo mismo.- suspiró.- Le dije que él no estaba preparado para esto y que se buscase un trabajo más “digno”, pero me dijo que casi no habla coreano y nadie lo quiere contratar, que no tenía casa y que le bastaba con que le hiciera hacer algún trabajillo con lo que pudiese comprarse algo para comer al día…- Miró abatido a su jefe.- ¡¿Sabes la pena que me dio?! ¡Casi se me parte el corazón!- Kris arqueó una ceja por la exagerada actitud del ciervo, aunque a él, en el fondo, también le dio algo de pena.- Así que al final le ofrecí un trabajo ocupándose un poco de la limpieza aquí, y…- tragó saliva y Kris supo que aquí venía el meollo de la cuestión.- …como no tiene casa, lo llevé a la mansión.
-¡¿Has dejado entrar en la mansión a alguien sin mi permiso?!- lo miró incrédulo.
-Sí… bueno… yo… lo siento, pero es que me daba mucha pena~- hizo un puchero.
-Me da igual la pena que te dé, Luhan, nadie entra ahí sin mi permiso y lo sabes.-
-Lo siento, lo siento, lo siento. Pero pensé que tal vez cuando volvieses le podrías ofrecer algún trabajo ahí… Ha hecho muy buenas migas con Sooyoung, y de vez en cuando la ayuda en sus tareas.-
-Tsk…- desvió la mirada y bebió de su copa, malhumorado, volvió a ver al chico limpiando una mesa, parecía que Hyoyeon le decía algo, seguramente sobre lo lento que era. El chico levantó un momento la cabeza y sus miradas se encontraron, podría haber jurado que el contacto visual duró varios minutos, porque sintió que el tiempo se congelaba a su alrededor y la voz de Luhan era inaudible para él. Sin embargo, sólo había durado unos pocos segundos y fue interrumpido cuando la rubia le dio una colleja al chico diciéndole que dejara de mirar a las musarañas.- Está bien…- dijo Kris finalmente, apartando la vista del joven.
-¿De verdad? ¡Gracias! Xiumin también le ha cogido cariño y…- paró cuando vio la mano de su jefe frente a él mandándole callar.
-Pero tú te vas de la casa.-
-¡¿QUÉ?! ¡Kris no seas así, te conozco desde que te comías los mocos!-
-¡Un respeto hacia tu jefe!-
La discusión duró un rato más, hasta que se dejaron de tonterías y Kris abandonó el lugar, no sin antes volver a fijarse en el chico del que Luhan le había hablado, no sabía por qué había aceptado tenerlo bajo su techo, sin siquiera conocerlo, pero algo le dijo que aceptase y simplemente lo hizo, esperaba no tener que arrepentirse más tarde.



-Tienes que aumentar la vigilancia en la mansión.- la voz de Lay le advertía desde el otro lado de la línea.
-Lo sé, lo sé…- Kris masajeó su cabeza dejándose caer en una de las sillas de la mesa que se encontraba en medio del salón comedor.- Contrataré más seguridad, lo prometo.
-Y un guardaespaldas…-
-No.- sentenció.
-Kris, date cuenta, necesitas un maldito guardaespaldas.-
-No quiero tener un tío detrás las 24 horas del día, Zhang Yixing.- le llamó por su nombre completo para molestarlo.
Tocaron a la puerta y, ignorando la rabieta de su primo a través del auricular, le dio paso. Para su sorpresa, el chico que Luhan le había hecho contratar apareció tras la puerta.
-Sooyoung está muy ocupada y me pidió que le trajera la comida, Kris-oppa.-
Kris alzó una ceja, escuchando el coreano chapucero del chico y la manera en que lo había llamado, por un momento pensó que lo estaba vacilando, pero luego notó que el chico ni se había enterado de su error.
-Lay, te llamo luego.- le colgó y dejó el móvil en la mesa.- Gracias, déjamela aquí.- le habló en chino y señaló la mesa, el joven dejó bandeja sobre ésta y colocó los platos correctamente.
-¿Eres un chico o una chica?
-¿Eh? Yo… un… un chico.- dijo sorprendido por la pregunta.
-“Oppa” sólo lo dicen las chicas a los hombres mayores.- le explicó.
-Oh… lo… lo siento. Sooyoung siempre se lo dice a los mayores y creí…-
-Está bien, no pasa nada. Igualmente no tenemos confianzas para que me llames “hyung”, que es como se dicen entre hombres. Tú deberías llamarme “Señor”, simplemente.-
-Lo siento, señor, no volverá a ocurrir.-
Kris de repente sintió pena por el chico, ya que le puso una carita como de cachorrito abandonado y, en ese momento, creyó comprender a Luhan.
-No… no pasa nada… Llámame Kris, hyung, gege… Como quieras, me es indiferente.-
-Sí, señor.- el chico hizo una reverencia y se dispuso a irse.
Kris reparó en los bien formados brazos del chico y recordó algo.
-Luhan me dijo que sabías artes marciales, ¿es cierto?-
-Sí, señor.- le respondió girándose.
-¿Y se te da bien?-
-Llevo desde los seis años practicando, señor.-
-Uhm…- lo miró de arriba abajo.- Se nota que tienes buen cuerpo, tal vez tenga un trabajo especial para ti.- dijo con una sonrisa maliciosa al recordar la llamada de Lay.
Tao agrandó los ojos y se sonrojó un poco, viendo como Kris lo miraba de arriba abajo. Pensó que ese hombre era su máximo jefe, si no fuera por él no tendría su puesto de trabajo ni su habitación en esa agradable mansión.
-S…sí, señor…- dijo dejando la bandeja sobre la mesa y comenzó a desabotonar su camisa.
Kris lo miró perplejo mientras el joven se quitaba la camisa y la dejaba caer, mirando al suelo con el rostro sonrojado y de nuevo esa mirada de cachorro abandonado.
-He… ¡Hey, hey, hey! Espera, ¿qué haces?- dijo alzando sus palmas.
-¿Mh? Señor, haré lo que usted me pida, si quiere desnudarme usted…-
-¡¿Qué?! No, no, no, creo que me has malinterpretado.- se sintió estúpido al sonrojarse cuando el chico simplemente le había mostrado el torso. Entonces recordó lo que había tenido que hacer en Machine y, al ver su expresión tan desoladora pensó en lo que tendría que haber pasado allí.- Dios… qué te habrán intentado hacer esos depravados…-
-¿Eh?-
Tao sintió la cálida mano de su jefe acariciar su mejilla, no sabía cuándo se había levantado, pero ahora estaba frente a él, dándole esas suaves caricias y mirándole con un deje de lástima en su mirada. El rostro de su jefe se acercaba cada vez más y tembló un poco, cerró los ojos con fuerza para intentar calmarse, pero el contacto no llegó.
-¿Ni siquiera has dado tu primer beso?- dijo sorprendido.
Tao abrió los ojos y vio a su jefe volviendo a sentarse, pensativo.
-Lo... lo siento, señor, pero… puedo aprender… Por favor, me esforzaré, pero no me eche…- le suplicó.- Haré lo que sea…-
-Hey, tranquilo.- cogió su mano y le sonrió.- Dime, ¿de verdad no tienes familia?- cogió la camisa, lo atrajo hacia sí y Tao negó con la cabeza. Lo sentó sobre sus piernas y comenzó a ponerle la camisa, de algún modo sintió la necesidad de protegerlo.- Cuéntame, ¿de dónde vienes? ¿Qué haces en Corea si eres chino?-
Tao dudó un poco, mientras el rubio le ponía la camisa, el menor no sabía qué intenciones tenía con él, pero extrañamente sintió que podía confiar en él.
-Mis padres murieron cuando yo tenía 13 años. Estábamos de viaje aquí y tuvimos un accidente.- explicó.
-¿No te llevaron con tu familia a China?- dijo abotonando el primer botón.
-No tengo… Mis padres eran hijos únicos y todos mis abuelos murieron hace mucho.- terminó cuando vio que Kris pedía una mejor explicación.
-Entonces, ¿no deberías de estar en un orfanato?-
-Estuve en uno, señor… pero me escapé.- dijo mirando los dedos de Kris abotonando aún su camisa.
-¿Eh? ¿Por qué?-
-Los… los chicos me pegaban, por ser chino… - Kris le miró a la cara, poniéndole total atención.- Estuvieron abusando de mí durante años, me robaban la comida y me hacían dormir en el suelo… Las cuidadoras no me hacían caso porque era chino, así que creí que era mejor huir de allí y buscarme la vida… Vivir en la calle es prácticamente lo mismo que estar ahí, sólo que no me pegan… tanto.
Si a Kris le hubieran arrancado el corazón de cuajo, le hubiese dolido menos que ver ese rostro triste y escuchar la voz entrecortada del chico.
-Pero ¿no sabes artes marciales?- dijo sin entender cómo podían abusar de él si tenía esos conocimientos.
-No me gusta pelear.- dijo aun con la mirada baja.
El rubio no le vio mucho sentido a eso, pero se ahorró el comentario.
-¿Cuánto tiempo pasaste en la calle?-
-Creo… que cuatro o cinco meses…-
Kris se llevó la mano al rostro y Tao temió haber dicho algo que le molestase. El rubio no entendía cómo podía tener tanta lástima por el chico, si en su trabajo había visto todo tipo de desgracias y nunca se había visto realmente afectado, pero el joven le estaba haciendo sentir fatal.
-¿Y creías que era mejor convertirte en prostituto que estar en el orfanato?- cuestionó.
Tao tembló ligeramente.
-Yo… sólo quería huir de ahí… desde que mi madre murió… yo…-
Kris supo que pronto empezaría a llorar así que le urgió la necesidad de calmarlo. Tomó su rostro con ambas manos y lo miró a los ojos durante unos segundos, sintiendo a ese pequeño indefenso temblar.
-Shhh… tranquilo, ya pasó.- dijo acariciando su rostro con los pulgares.
Tao de repente dejó de temblar y la calma se apoderó de su cuerpo, Kris lo observó largo rato, pensó que era precioso y deseó tenerlo a su lado siempre, protegiéndolo para que no volviese a pasar por todo lo que, a su corta edad, había tenido que vivir. El menor se perdió en la profunda mirada de Kris y esta vez no tuvo miedo cuando se le acercó, cerró los ojos y sintió el roce de sus labios. El mayor lo besó despacio, de la manera más dulce que jamás había besado a nadie, Tao no sabía muy bien cómo corresponderle, pero lo hizo y sus labios se amoldaron perfectamente, sintiendo el suave roce. Kris delineó su labio inferior con la lengua e hizo que abriese la boca, permitiéndole meter su lengua dentro y enlazarla junto con a la del chico. Su corazón dio un vuelco con la nueva sensación y apretó al menor hacia sí, queriendo profundizar el beso más aun, quería más y más de ese pequeño, pero se estaban quedando sin aire y cuando el moreno soltó un gemidito se separó de él para dejarlo respirar.
“Pederasta”, ese pensamiento le abordó de repente, sintiéndose mal por aprovecharse del chico. Se separó más y se dio cuenta de que seguía sentado sobre él, y que en su entrepierna había algo duro que seguramente no estaba pasando desapercibido para el joven, a juzgar por su rostro completamente sonrojado y su cuerpo tenso, que intentaba moverse lo menos posible.
-Eh… Puedes… levantarte…- dijo, y el chico se puso en pie rápidamente.- Perdona… No era mi intención forzarte a nada…-
-No… no me ha forzado, señor, haré lo que usted…-
-No. A partir de ahora, si vuelvo a intentar algo contigo, no me lo permitas, es una orden.-
-Sí, señor.- dijo tras dudar un momento.
-Y llámame simplemente Kris, ¿vale?- le sonrió y Tao asintió.- A partir de ahora serás mi guardaespaldas, así que tendrás que acompañarme cada vez que salga, será un poco pesado tal vez… Pero prefiero que lo hagas tú a que me pongan a cualquier gorila.-
-Sí, señ… Kris.-



-¿Este es tu guardaespaldas?- cuestionó Lay mirando con recelo al chico.- Si sólo tiene quince años.-
-Dieciséis.- corrigió Tao.
-Pues eso… ¡es un niño!-
-Es experto en artes marciales.- dijo Kris divertido.
Lay lo miró con una mueca, sabía que eso lo hacía para molestarlo, así que decidió unirse al juego.
-Bien… Sooyoung- llamó a la joven que les estaba sirviendo el té.- Prepárale una habitación al joven Zi Tao en el ala oeste, la más cercana a la de Kris, por favor.
-En el ala oeste no hay más habitaciones que la de Kris.- le dijo la joven, aunque eso era algo que Lay ya sabía.
-Bueno, pues entonces tendrás que poner una cama más en el cuarto de Kris.- dijo con una sonrisa victoriosa.
-¡¿Qué?!- Kris casi escupe el té.
-Tu guardaespaldas debe de estar las 24 horas contigo, lo más cerca posible.-
-Lay no me toques los…-
-¡Eh! No digas palabrotas frente menores.- le advirtió y Sooyoung no pudo evitar soltar una risita.



Esa noche, cuando Kris entró en su cuarto, encontró un colchón individual en el suelo, al lado de su cama.
-No me lo puedo creer…- resopló, maldiciendo a Lay.
La puerta del baño se abrió haciéndole dar un respingo, respiró hondo cuando vio que se trataba de Tao, aunque la tranquilidad le duró poco. El chico apareció  con el pelo húmedo y en pijama, el cual constaba de un fino pantalón blanco  y una camiseta negra de manga hueca, ambas piezas  daban poco lugar a la imaginación y Kris maldijo al “niño” por tener un cuerpo tan bien formado.
-Hola, Gege.- le sonrió.
¿Desde cuándo lo llamaba así? ¿No habían quedado en que lo llamase Kris, simplemente?
-Buenas noches. No hace falta que duermas aquí, puedes ir a tu cuarto.- le dijo.
-Pero Lay-gege me dijo que si no dormía aquí esta noche tendría problemas.-
“Amenazando a un niño” pensó Kris por un momento.
-No le llames así.- Dijo.
-¿Cómo?-
-A Lay, no le llames “gege”. A mí, si quieres, puedes llamarme así, pero a él no.-
-¿Y cómo debo llamarlo entonces? Él me dijo que le parecía mono que le llamase así.-
Kris de repente sintió una creciente necesidad de pegarle un puñetazo a su primo.
-No le llames así, soy tu jefe y te lo prohíbo.- dijo.
El silencio se hizo en la estancia mientras Kris cogía su pijama y entraba en el baño para cambiarse. Cuando salió, Tao ya estaba en su colchón, tapado casi completamente por la manta, Kris se dirigió a su cama y se acostó después de apagar la luz.
-Se… señor…- escuchó la voz de Tao en la oscuridad.
-¿Sí?-
-Lo siento, si he hecho algo mal, discúlpeme.-
Kris suspiró, maldiciendo a su conciencia por hacerle sentir mal de nuevo. Encendió la lámpara y se sentó en la cama.
-Tao…- el nombrado lo miró.- Ven aquí.- él obedeció y vio el error que había cometido, ya que el pequeño gateó por la cama hasta llegar a su lado y en su mente no paraba de repetirse la palabra “pederasta”.- Lo siento, tengo un carácter fuerte, pero eso no significa que esté enfadado contigo.- le acarició la cabeza con miedo de tocar otra zona de ese cuerpo tan pecaminoso.
-Yo… les llamo “gege” a usted, Lay, Luhan y Xiumin porque para mí son como mis hermanos mayores, señor, me han ayudado y se lo agradezco muchísimo.- esta vez la palabra “incesto” fue la que pensó Kris.- Sobre todo usted, me ha tratado tan bien… Gracias.- le sonrió.
El auto-control de Kris se fue por la borda, ya poco le importaba la edad del pequeño, esa sonrisa le había matado por dentro, era demasiado lindo y quería más de él, lo deseaba.
-Tao… ¿Puedo besarte?-
El chico se sonrojó, puesto que no se esperaba para nada eso.
-U…usted me dijo que no le permitiese ese tipo de cosas…-
Kris cayó en la cuenta de ello y suspiró, a fin de cuentas, algo de auto-control tenía.
-Tienes razón, perdona.- dijo y se acostó de nuevo.- Puedes ir a dormir.
-Kris…- lo llamó y éste se giró.
Tao posó sus labios sobre los suyos delicadamente, no los movió, de hecho estaba demasiado nervioso para hacer algo. Kris se quedó de piedra y, hasta que Tao no se separó, no pudo reaccionar.
-Pero a mí no me prohibió hacer este tipo de cosas…- dijo sonrojado, evitándole la mirada.
Kris se incorporó y acarició su mejilla.
-¿Por qué has hecho esto?-
-Usted quería…-
-Pero ¿y tú? ¿No prefieres guardar tus besos para otra persona, alguien que te guste?-
-Usted me gusta.- dijo mirando sus propias manos jugar con la sábana.
Kris soltó una risa casi inaudible.
-¿Lay, Luhan y Xiumin también te gustan?- dijo decepcionado.
-¿Eh? No… sólo usted…-
El mayor dejó de sonreír y dudó un momento, observó al chico sonrojado y luego levantó su rostro, se acercó a él y lo besó. Pretendía que fuera un beso tierno, como el de la otra vez, pero poco a poco se fue intensificando, hasta meter su lengua dentro de la boca del chico y volverse totalmente apasionado. Lo recostó poco a poco en la cama y se puso sobre él, repartiendo caricias por su rostro y cuello, una de sus manos pasó de ahí a colarse bajo su camiseta y Tao tembló, asustado por lo que seguiría.
-Kr… Kris…- lo llamó entre el beso.
El rubio se separó un poco y lo vio bajo el, con los labios rojos, la respiración agitada y la camiseta levantada. Se dio mil golpes mentalmente, llamándose depravado, pervertido, violador, todo lo que pudo, porque la imagen del pequeño era demasiado desalentadora y sentía que estaba abusando de una criatura indefensa.
-Pe… perdona…- se levantó rápidamente y le dio la espalda intentando que no viese lo que de nuevo se formaba bajo sus calzoncillos.- Me voy a dar una ducha, tú duérmete ya.
Tao lo vio marcharse y luego se volvió a tumbar en la cama, nervioso, porque, aunque había tenido miedo, sintió que podía entregarse a ese hombre, sobre todo por el hecho de que, cuando dudó, éste paró, aunque ni siquiera había llorado, simplemente no quiso hacer algo de lo que él no estaba seguro y eso le hacía sentir bien. Se suponía que él era el guardaespaldas de Kris, pero sentía que era su jefe quien lo cuidaba.
Cuando Kris salió de la ducha de agua fría que le había hecho bajar el calentón, se encontró con que Tao se había quedado dormido en su cama. Pensaba que el diablo lo estaba poniendo a prueba o algo por el estilo, porque tanta mala suerte no podía tener. Fue a despertarlo pero al verlo tan plácidamente dormido, no pudo, y lo dejó descansar, se acostó a su lado, gritándose a sí mismo que no lo tocase.



Los días pasaban y donde iba Kris, iba Tao, aunque éste jamás tuvo que hacer nada como guardaespaldas, simplemente le acompañaba siempre que salía de la casa, dentro de ella, a pesar de la insistencia de Lay en que siguiese haciéndole sombra, Kris le permitió hacer lo que quisiera. Así que el chico solía ir al dojo o pasar el rato con Sooyoung o los demás miembros de Black Dragon, con quienes había iniciado una amistad, aunque lo que  más le gustaba era estar con su jefe, se podía pasar horas a su lado sin hacer nada, mientras éste hacía su trabajo o leía un libro. A veces lo sorprendía ensimismado en sus pensamientos y, en esos momentos, le gustaba observarlo, porque sabía que no lo pillaría mirándolo, algo que le daba bastante vergüenza.
En una ocasión, tuvo que usar la fuerza bruta, nunca antes había usado sus conocimientos en una pelea, pero vio a Kris en peligro y ni lo dudó, se podría decir que su cuerpo actuó por voluntad propia. Todos se quedaron sorprendidos por su fuerza y técnica, y Lay no volvió a pedirle al rubio que se tomase en serio el tema del guardaespaldas, porque creyó que Tao estaba más que preparado para desempeñar el trabajo.
Seguía durmiendo en el cuarto de su jefe, aunque rara vez compartían cama, sólo cuando Kris lo veía decaído o se despertaba en medio de la noche a causa de pesadillas que lo alteraban hasta el punto de hacerlo llorar o gritar, en esas ocasiones, Kris le hacía subir a su cama y lo abrazaba hasta quedarse dormido.
En algún momento, besarse se convirtió en una costumbre, pero nunca le forzaba a hacer nada más, simplemente juntaba sus labios y, antes de que sus manos quisieran explorar zonas más íntimas, rompía el beso. Tao nunca lo rechazaba, de hecho, una vez le comentó tímidamente al mayor que le encantaban sus labios, éste no pudo controlar una risa nerviosa y lo abrazó como si fuera un peluche gigante.
Esa era una de las ocasiones en las que se besaron, Kris lo rodeaba con uno de sus brazos y la mano libre agarraba su rostro mientras Tao, afianzándose a su cuerpo, disfrutaba del roce de sus labios, caliente y suave. No sabía cómo ni por qué habían empezado a besarse pero no era algo que le preocupase. Kris se separó de él y le dio un beso en la mejilla, luego otro en la línea que creaba su mandíbula, después uno en el cuello que le hizo estremecerse y a éste le siguieron varios por la zona. Los pequeños picos que en un principio eran, se convirtieron en besos más pasionales, con los que podía sentir la húmeda lengua de su jefe sobre su piel.
-¿Esto te molesta?- le susurró.
-N… no.-
-¿Seguro?-
-Me gusta.- confesó, completamente rojo.
Kris esbozó una sonrisa y siguió besando la zona, lo sentó en la cama con sumo cuidado y se dirigió a su clavícula para depositar más besos. Se dijo a sí mismo que se debía detener ahí porque si seguía a lo mejor ya no podría contenerse, pero la verdad era que se moría por hacer suyo al pequeño desde su primer beso. Creía que era un héroe por aguantar durmiendo con él a diario sin llegar a más, porque el chico nunca lo había detenido en sus besos y estaba seguro de que, si se lo proponía, le dejaría hacerle el amor. Detuvo sus besos cuando descubrió a su propia mano hundiéndose entre los muslos del menor y la llevó a la cintura de éste. Suspiró antes de acercarse a su oído.
-Te deseo.- susurró con la voz un poco más grave de lo habitual.
Tao se estremeció y el rubio se arrepintió en el acto de haber soltado eso, seguía pensando que abusaba del joven. Por suerte, tocaron a la puerta, le ahorrarían el incómodo momento que estaba por venir, en el que se tendría que disculpar de alguna manera torpe por acosar sexualmente a su empleado.
-Tenemos que irnos ya.- le informó Lay cuando abrió la puerta.
-Ah, sí, me había olvidado que teníamos reunión con Luhan hoy.- Entró y buscó una chaqueta en su armario.- Tao, tú te puedes quedar, sólo iremos al Machine.-
-Deberías traerlo.- dijo Lay.
-No hace falta, hoy no durmió muy bien, déjalo descansar.-
Se despidieron del chico dejándolo solo, las palabras de Kris aun retumbaban en su mente.

-Eres un desastre, vaya jefe…- le reprochaba Lay.
-Oye no tienes por qué acompañarme hasta la puerta de la habitación.-
-No me fío de que te vuelvas a dejar los informes.-
-Ja… mira quién fue a hablar. Al menos sólo me pasa de vez en cuando, no tres veces al día.-
Lay estuvo a punto de responder pero, una vez entró en la habitación, Kris le cerró la puerta en las narices, simplemente porque sabía que eso le molestaría y tenía ganas de pincharlo un poco por haberse metido con él. Cogió los papeles que se encontraban sobre la cómoda y escuchó un sonido proveniente del baño, la puerta estaba entreabierta, así que se asomó, abriéndola poco a poco por si su compañero de cuarto estaba ahí dentro indispuesto.
-¿Tao?-
Fueron un par de segundos, tal vez menos, pero lo vio. Podría jurar que Tao estaba en la ducha, apoyado en la pared con su mano izquierda mientras la diestra le auto-satisfacía, incluso podría jurar que vio el rostro de Tao, jadeante, antes de que lo descubriese en la puerta y se llevase el que probablemente sería uno de los sustos más grandes de su vida.
-¡Kris!- se tapó con sus propias manos como pudo, mientras el rubio volvía a cerrar la puerta rápidamente.
-¡Pe… Perdón!- se quedó un rato en la puerta intentando recuperar el aliento, porque se había quedado de piedra al ver la escena. Hasta entonces creía que Tao le tenía algo de fobia al sexo y jamás imaginó que haría ese tipo de cosas, se sintió idiota, era normal que lo hiciera, y más a su edad.
Se disponía a salir de la habitación de nuevo cuando escuchó la voz de Tao llamándole, había salido del baño con el albornoz, completamente avergonzado.
-Kris… lo siento…-
-¿Eh? No tienes por qué disculparte.- le sonrió para tranquilizarle.
-Le he decepcionado…-
-¿Por qué me tendría que decepcionar?- Tao se encogió así que se acercó y acarició su brazo.-
-Todos los hombres hacemos eso, no te preocupes.
-Pero…-
Kris se acercó y le dio un beso en la nariz.
-Perdón por interrumpirte. Sigue, y si piensas en mí, mejor.- le guiñó un ojo y se dio la vuelta para abandonar la estancia.
-Ya lo hacía.-
La voz de Tao sonó como un susurro y Kris paró en seco, no estaba seguro de si había escuchado bien.
-¿Qué?- el menor apartó la mirada no se atrevía a repetirlo.- Tao, ¿te… te estabas…- Cogió aire.- …tocando pensando en mí?-
Tao por toda respuesta sólo asintió con un ligero movimiento de cabeza sin devolverle la mirada. Kris necesitó coger aire de nuevo, dudó un momento y después siguió el camino hacia la puerta, el menor pensó que jamás debería haber dicho aquello y que su jefe tan sólo le decía esas cosas a modo de broma, probablemente estaba muy enfadado. Kris abrió la puerta encontrándose con su primo que ya le iba a reprochar la tardanza.
-Por fin…-
-Se cancela la reunión.- dijo y volvió a cerrar la puerta.
-¡¿Qué?!- la voz de Lay se escuchaba a la lejanía tras la puerta.
Kris puso el pestillo y se acercó rápidamente a Tao, agarró su rostro y lo besó, con toda la pasión que llevaba guardándose desde hacía meses. Sus lenguas se entrelazaron y un cosquilleo caliente los recorrió de pies a cabeza. Los golpes y gritos de Lay quedaron en segundo plano. Fue avanzando hasta la cama y lo empujó ligeramente para dejarlo sentado, apoyó una rodilla en el colchón, haciendo que se hundiera bajo el peso, y comenzó a repartir besos por el cuello del pequeño mientras abría el albornoz. Al ver el pecho del menor pareció darse cuenta de algo.
-¿Quieres que pare?-
-No.-
-Si es porque soy tu jefe, no te voy a despedir, jamás lo haría… Yo sólo quiero hacer lo que tú quieras, así que dime…-
Tao dudó por un momento, tragó saliva y lo abrazó por el cuello, dubitativo, se acercó a su oreja y Kris notó su miedo a lo que estaba a punto de decir.
-Dímelo, no me voy a enfadar aunque me rechaces.-
Se quedó abrazado a él un poco más, sin saber exactamente cómo decir lo que quería.
-Yo…- no pudo seguir hablando y calló.
El rubio pasó las manos por su espalda y lo rodeó, abrazándolo con cuidado.
-Tranquilo.-
La voz de Kris sonó llena de ternura y le hizo sentir infinitamente más relajado, confiaba en él y encontró el valor para decir lo que tanta vergüenza le daba. Se agarró más fuerte a él y acercó sus labios al oído ajena para poder decir esas palabras lo más bajito posible.
-Hazme el amor.- susurró.
Si hubiese habido otra persona en la habitación, no lo habría escuchado, sólo Kris pudo escucharlo y el corazón le dio un vuelco, se esperaba mil cosas, de todo menos eso. Se apartó de él para ver su rostro, completamente rojo, estaba seguro de que le había costado horrores decir eso.
-No tengo por qué hacértelo ahora, si no estás seguro, puedo simplemente aliviarte por hoy.- sonrió, llevando su mano hasta la entrepierna del menor y acariciándola sobre el albornoz.
Tao soltó un gemido que dejó sin aliento a Kris.
-Bueno, creo que te haré caso.- cambió de opinión, deseando tomar al chico en ese mismo instante.
Comenzó a repartir besos por el cuello del menor, bajando por su pecho, mientras deshacía el nudo del albornoz y lo abría, besó los abdominales del chico, sorprendiéndose por lo bien formado que estaba su cuerpo y siguió bajando hasta su cadera.
-Kr…Kris…- Tao intentaba pararlo, avergonzado por lo cerca que la cara del mayor se encontraba a su miembro.
-Yifan.- dijo incorporándose para ponerse a la altura de su rostro.
-¿Qué?-
-Es mi nombre real. Llámame así.-
En ese momento se dio cuenta. Nunca había permitido a nadie llamarlo así desde que había empezado a ejercer esa profesión tan peligrosa, ni su padre, ni su primo, nadie le llamaba por su nombre real. Así que sólo vio una razón por la que deseaba escuchar al joven nombrarle.
-Dilo.- el moreno lo miró sin comprender, así que se acercó más a sus labios, susurrando sobre ellos.- Mi nombre.
-Yi… Yifan.- dijo débilmente.
El cálido remolino que azotó su interior le confirmó sus sospechas. “Estoy enamorado de él”. Empezó a  besar todo su cuerpo, deseando más, mientras Tao seguía jadeando, ardiendo y completamente rojo por la vergüenza de su primera vez. Kris llegó a donde quería, observó el miembro del chico que, endurecido, le rogaba que lo calmase. Lo agarró y dio un lametón en la punta, atento a la reacción del menor, que gimió sonoramente y lo miró, más rojo que antes.
-Nunca había visto a alguien tan mono al sonrojarse.- comentó el rubio, provocando que se sintiera aún más avergonzado.
El mayor siguió dando pequeños lametones en la zona, besándolo con cuidado, iba despacio porque sabía que era la primera vez del chico y quería que lo disfrutase como nunca. Tao jadeaba sintiendo algo que nunca antes había experimentado, sentía que le faltaba el aire, no sabía cuándo Lay se había ido, pero ya no escuchaba más que su propia respiración. Apenas podía mirar al mayor, le daba demasiada vergüenza verlo saboreando su pene, pero por otro lado, deseaba observar esa escena atentamente. Kris le clavaba la mirada cada vez que lo veía, y Tao se quedaba de piedra, sentía que perdía el alma ante esa mirada tan excitante, llena de deseo. En uno de esos momentos en los que miró fijamente a sus ojos, engulló el miembro del menor haciéndolo soltar un fuerte gemido que le heló la sangre. Nunca antes se había sentido así con alguien, nunca le había latido así el corazón al escuchar a alguien gemir, esos ruidos le hicieron esmerarse más aún en su trabajo, devoraba todo lo que podía de ese trozo de carne y succionaba la punta, moviendo su lengua de manera juguetona.
-Kri… Kris… ¡Ah!- gritó al sentir al nombrado morderle levemente la punta.
-¿Cómo he dicho que me llames?- le recordó, mirándolo de manera lasciva y lamió la zona mordida lentamente.
-¡Ah! Mmh… Yi… Fan…- dijo a duras penas.
-¿Qué?- Tao sintió esa grave voz retumbar sobre su piel y después lo volvió a devorar, haciéndole gritar de placer.
-¡¡Ah!! Para… Yo…-
Kris se incorporó y lo encaró con una media sonrisa, su mano siguió masajeando el miembro del chico, que sabía que estaba a punto de explotar.
-¿Tú qué?- preguntó divertido.
-Yo… Ngh… Si sigues… No… no duraré mucho…- dijo completamente avergonzado, entre gemidos y jadeos que le impedían hablar con facilidad.
Kris hizo más presión sobre su pene y lo masturbó con fiereza, haciéndole gritar más y más, sintiendo las uñas del panda clavarse en su brazo y espalda. Quería disfrutar de ese momento, ver el rostro del chico desencajarse por el placer, y pudo verlo, a la vez que notaba la cálida humedad del semen del chico derramarse entre sus dedos, acompañado de un gemido seco y sonoro. Sonrió victorioso, mientras el moreno intentaba recobrar el aliento, escondiendo su rostro en el cuello del mayor.
-Lo… lo siento… no pude aguantar…-
-¡Jajaja! Me acabas de proporcionar una de las escenas más bellas de toda mi vida y te disculpas?- dijo tomando su rostro para mirarlo.- Hice que te corrieras porque quería verte teniendo un orgasmo.- confesó, divertido por la vergüenza reflejada en el rostro de su amante.- Pero esto no acaba aquí… Quiero ver esa cara de nuevo.- se mordió los labios.-¿Y tú, quieres ver mi cara de orgasmo?- le bromeó, se lo pasaba bien haciendo sonrojar al pequeño.
Tao abrió los ojos de par en par, para luego bajar el rostro, haciendo reír a Kris, que besó su mejilla cariñosamente.
-S…Sí.- susurró.
Kris se quedó de piedra.
-Tao… No tienes por qué responder a mis gilipolleces, incluso puedes pegarme por idiota.- rio.
El menor bajó la vista y le golpeó la cabeza débilmente, haciendo un puchero adorable. Kris comenzó a reír fuertemente y lo abrazó, acostándose en la cama y rodando por ella con el chico en brazos.
-Eres adorable.- dijo cuando paró de achucharlo.- Bueno, ¿por dónde iba?- sonrió pícaro.
El mayor salió de la cama y se puso de pie. Lentamente, desabotonó su camisa y se la quitó dejándola caer en el suelo. Tao lo observaba atento, sin perderse detalle del marcado cuerpo de su jefe, ya lo había visto algunas veces sin camiseta, pero nunca lo había podido observar bien y ahora lo estaba disfrutando. Las manos del mayor ahora desabrochaban su cinturón, luego el pantalón, el cual agarró junto a los calzoncillos y los dejó caer al suelo. Tao observó el resto del cuerpo desnudo de su jefe, ya no le permitía a la vergüenza apoderarse de él, porque amaba a ese hombre y había fantaseado demasiadas veces con él. No se conocían desde hacía demasiado, tal vez medio año, desde que lo había visto ya le pareció muy apuesto y tras hablar con él creyó que era una de las personas más buenas que jamás había conocido. El verlo día tras día, le hizo conocerlo mejor y, finalmente, se acabó enamorando de ese hombre con actitud altanera, pero astuto y fuerte, todo en él le fascinaba, le encantaba y, sobre todo, adoraba cómo lo trataba, era tan tierno y amable con él, de un modo que no lo era con los otros.
Sumido en sus pensamientos sobre lo que sentía por aquél hombre, no se dio cuenta de que se había acercado a él hasta que lo tuvo frente a su cara. Le dio un fugaz beso y se deshizo del albornoz que colgaba de los brazos del moreno, lo tumbó en la cama, colocándose sobre él, para seguir besándole, esta vez con más pasión.
-Mira cómo me tienes…-
Kris comenzó a mover sus caderas, rozándose con él de manera descarada, provocando al pequeño panda. Las caricias y los besos, junto con el cuerpo desnudo del mayor, pronto hicieron que Tao volviese a estar excitado.
-Lámelos.-
La voz ronca de Kris le hizo abrir los ojos, vio a lo que se refería, quería que lamiera sus dedos. Lo miró sin entender, pero obedeció, lamiéndolos tímidamente, poco a poco se los metía más en la boca y los devoraba con dedicación, mientras el mayor seguía restregando su miembro contra el suyo, ya completamente despierto. Kris lo miraba con lujuria, le ponía a cien verlo lamer sus dedos y no podía evitar pensar en lo mucho que le gustaría sentir esa húmeda cavidad en otra parte de su cuerpo, pero no quería hacer nada que al chico le pudiese desagradar, así que apartó esos sucios pensamientos de su mente y, cuando sus dedos estaban suficientemente húmedos, los llevó a la entrada del pequeño.
-Relájate.- le pidió.
Volvió a masturbarlo para distraerlo y separó más sus piernas para tener mejor acceso. La primera intrusión no le dolió, pero le pareció incómodo y extraño. El segundo y el tercer dedo le molestaron más, pero aún no le dolía, ya que Kris lo hacía todo con sumo cuidado y paciencia y no dejaba de masturbarlo para distraerlo. Los dedos del mayor eran largos, así que cuando los introdujo un poco más, pudo llegar a tocar un punto que hizo enloquecer al moreno.
-¡¡Ahhh!!- Kris sonrió al escucharlo gemir de tal manera y sintió que ya era poca la resistencia que su cuerpo oponía a la intrusión
Se acomodó y agarró sus piernas, apoyándolas en los hombros.
-Es algo incómodo, pero así no te dolerá.- le explicó.
Lentamente, comenzó a introducirse en él, sentía cómo el cuerpo del chico lo rodeaba y apretaba, intentó contenerse, aunque estaba deseando gritar de placer. Veía a Tao hacer muecas por la intrusión, hasta que penetró del todo en él, y ambos quedaron en silencio, intentando recuperar el aliento.
-¿Estás bien?- dijo acariciándole el pelo, Tao asintió.
-Sólo… duele un poco…-
-Es normal, pero se pasará.- besó su frente.- Te prometo que te gustará.
Comenzó a mover muy lentamente sus caderas, abriéndose paso en el interior del joven, dilatándolo más aun, poco  a poco podía moverse más fácilmente y comenzó un vaivén más rápido y profundo. Tao no tardó mucho en empezar a gemir de placer y Kris dejó escapar graves sonidos junto a él. La posición era algo incómoda, por lo que, cuando pudo penetrarlo con facilidad, quitó las piernas de encima de sus hombros y agarró sus caderas, aumentando la velocidad y clavándose más en el chico. Con la mano libre comenzó a masturbarlo de nuevo, haciendo que arqueara su espalda.
-Ah… ¡AH! ¡¡Yifan!!- gritó su nombre completamente extasiado.
-Ah… Tao…- el corazón le dio un vuelco al escuchar su nombre entre gemidos.
Las embestidas siguieron, sus pieles brillaban por el sudor y miles de sensaciones los inundaban, haciéndolos delirar de placer. Tao, viéndose próximo al clímax, se aferró más fuerte a su amante y le aruñó la espalda, no pudiendo soportar la oleada de placer que se apoderaba de su cuerpo. El mayor, lo agarró firmemente y lo embistió más rápido, golpeándole con fuerza donde más le gustaba al pequeño. Contuvo su propio orgasmo hasta que notó al chico arquear las espalda, señal de que estaba a punto, y se dejó llevar, un segundo después, notó nuevamente el semen de Tao resbalar por su mano, acompañado de un gemido mucho más grave y excitante que el anterior. Prácticamente a la vez, él inundaba el interior del chico, tensándose sobre él, mirándolo fijamente a los ojos mientras dejaba escapar un sensual sonido.
Agotado, dejó caer su cuerpo sobre el moreno, sin llegar a aplastarlo, juntó su frente con la del chico intentando estabilizar su respiración. Le dio un corto beso en los labios y le sonrió, repartiendo caricias sobre su morena piel.
-¿Qué… te ha parecido?- preguntó Kris, sintiéndose algo idiota.
Tao no esperaba esa pregunta, así que tardó un poco en responder.
-Eh... Me ha gustado. Mucho. Casi ni dolió, pensé que…-
-Jamás permitiré que te hagan daño, Tao.- dijo sin pensar, vio la sorpresa de Tao en su rostro.- No quiero que sufras, nunca más…-
El moreno se abrazó a él fuertemente, emocionado por sus palabras.
-Entonces… ¿serás mío?- susurró.
-¿Qué?-
-Quiero que seas sólo mío…Si no, sufriré…- explicó.
Tao había hecho que el corazón se le acelerase y Kris se sintió tonto, comenzó a reírse de sí mismo, la cara le ardía y se llevó la mano a ésta para que no le viera, estaba avergonzado. No recordaba la última vez que su orgullo le permitió pasar vergüenza, tal vez cuando estaba en el colegio, no lo sabía. Ese chico le había podido a su orgullo. Tao lo miraba extrañado por esa risa que le había entrado, no sabía si significaba algo bueno o malo.
-Jajaja… - cogió aire para detener las carcajadas y lo miró aun sonriendo.- Soy todo tuyo, pequeño, pero a cambio, tú serás mío. Es lo justo, ¿no?- a Tao le brillaron los ojos y asintió, ilusionado.- ¿Nos duchamos juntos?- le guiñó un ojo y Tao no puedo evitar empezar a reírse débilmente.
Kris rio con él y le agarró del brazo para ayudarle a levantarse, se puso tras él, rodeándole por la cintura y se dirigió al baño, repartiendo tiernos besos por su mejilla.



Ese día se prometió a sí mismo que siempre cuidaría de Tao, y ahora estaba sentado en una silla, sin saber dónde se encontraba el pequeño, sin idea alguna de cómo estaría. Le había fallado a la persona que más amaba en el mundo. Notó que se le nublaba la vista y sintió humedad en sus mejillas, con la vista clavada en la madera del escritorio, pudo ver cómo caían gotas transparentes sobre ésta. Kris tampoco recordaba la última vez que su orgullo le permitió llorar.
Kai desvió la mirada cuando vio una lágrima resbalarse por la mejilla de Kris, supo que no querría que lo viese así, porque él tampoco querría que lo viesen en ese estado. Kris agradecía el simple hecho de que alguien supiese exactamente cómo se debía sentir y Kai no podía evitar sentir empatía con el chino.
-Te ayudaré a encontrarlo y nos vengaremos de esos cabrones.- aseguró el moreno.- Ese chico me salvó la vida, estoy en deuda con él…-



***
¿Qué les pareció? ó///ò
En el siguiente capi volvemos al presente, don't worry :3

4 comentarios:

  1. me has dejado toda tonta... ¿sabes?

    Bueno... ahora quiero saber exactamente quien tiene a Tao y partirle la cara. No se merece que YiFan les perdone la vida!
    Ojala Kai le ayude... es bueno tener alguien con quien simpatices y sepa como te sientes... Tao... donde estas...

    Espero la siguiente actualizacion...
    Te ha quedado bello el lemon... tan sexy~
    Tao todo perdido... creo que yo nunca hubiera tenido el autocontrol de Kris... ¡Ese Kris es un santo!

    Me voy... acampare afuera esperando por el nuevo capi, como las peruanas por el SS5 un mes antes... ¡cuidate!

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  2. Ahahaha . .. .lo mejor !!! ♥ TAORIS IS SO REAL .. y unnie que esperaste en ese momento que no hiciste la historia 100% tao y kris jajajja
    Ame este cap !!! *alentándote a que haya mas taoris ♥* me encanta black lotus y se que seras sabia con respecto al Hunhan !!! Unnie confio en ti . .. algo dentro de mi . . . me dice: "la Unnie con arruinara el Chenmin" !!! confia en ella !!! XDDD

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  3. Oh Dios mio!!!! >.< mas!!! actualiza prontito si??, Amo el Taoris!!!!

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  4. lajdalñskd WAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAa ¡¡¡amé el cap!!! Exijo saber qué días los publicas! o cuándo subirás el próximo ;o;

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