Se incorporó en la cama y sintió que la habitación daba
vueltas, tuvo que quedarse un momento quieto, mirando a un punto fijo, hasta
que el mareo se le pasó. Fue al baño para lavarse la cara y despejarse, no
recordaba mucho de la noche anterior, pero tenía ciertas imágenes. Yi Fan le
llevó a casa, le besó y luego se fue, no le parecía tan extraño, no era la
primera vez que se le insinuaba, cuando estaba borracho se volvía un perro en
celo y Yi Fan, siendo tan guapo, siempre acababa siendo su víctima. En más de
una ocasión se habían acostado, era evidente que se atraían sexualmente, pero
nunca quisieron mantener una relación ya que no se gustaban de esa manera. Sin
embargo, no recordaba cómo había llegado a la cama después, aunque unas
imágenes inundaban su mente. Jongin. No, no podía ser, tuvo que soñarlo… un
sueño algo subidito de tono con su alumno, pero un sueño, al fin y al cabo.
-¿Cómo puedes soñar esas cosas, pervertido?- le dijo a su
reflejo, y fue a buscar su móvil para llamar a Yi Fan y disculparse por lo que
fuera que le hubiese hecho la noche anterior.
Tras un día de resaca tirado en el sofá sin hacer mucho,
llegó el lunes. La primera clase del día le tocaba con un curso de tercero, la
clase de Jongin. Entró cuando aún los jóvenes hablaban en alto, riendo y
jugando animadamente. Colocó sus cosas en el escritorio y les pidió orden y
silencio para poder empezar la clase.
-El otro día no terminamos de analizar el poema, ¿verdad?-
se escucharon varias negaciones.- Pues vamos allá, cuando lo terminemos,
tendréis que hacer uno vosotros…- los alumnos soltaron un quejido al unísono y
Minseok levantó la mirada para verlos con una sonrisa burlona, pasando sus ojos
por las mesas, se encontró con la mirada de Jongin clavada en él. Sus oscuros
ojos no se apartaban y cuando notó que su profesor se había puesto colorado, le
sonrió lascivamente, levantando una ceja de manera seductora. El sonrojo de
Minseok se intensificó y apartó la mirada bruscamente. Recordó el sueño. “¿Y si
no fue sólo un sueño? No puede ser, estás paranoico…” pensaba.
El resto de la clase
continuó con un nervioso bollo y un muchacho que le lanzaba miradas sensuales y
sonrisas pícaras, incluso podría jurar que lo había visto relamiéndose los
labios sin quitarle los ojos de encima.
Una semana después del incidente, se pusieron las fechas de
los exámenes finales. Quedaba menos de un mes para que empezaran y todos los
alumnos de tercero se centraban en los estudios, puesto que les esperaba las
pruebas de las que dependían sus futuros. Minseok entró en la sala de
profesores encontrándose con que Suho estaba reunido con una pareja,
seguramente padres de algún chico, aunque era raro en esas fechas, seguramente
sería algún asunto personal del alumno.
-Hola, Minseok.- saludó.
-Buenas tardes, perdón por interrumpir.- hizo una
reverencia.
-No pasa nada, les presento. Señores Kim, él es el profesor
de Literatura de su hijo, Kim Minseok.-
-Encantados.- a la vez, se levantaron del sofá y le hicieron
una reverencia que el profesor les devolvió.
-Son los padres de Kim Jongin.- explicó Suho.
El castaño se sorprendió, pero se fijó en el parecido, la
mujer tenía los labios y los ojos iguales y el padre la forma de la cara y el
color de piel.
-Qué curioso, todos nos apellidamos igual.- rio la mujer.
-Jajaja, sí.- se volvieron a sentar, Junmyun agarrando del
brazo a su compañero para que los acompañase.- ¿Cómo va Jongin en tu clase,
Minseok?-
-Eh… Bien, va mejorando.-dijo algo perdido, no sabía por qué
estaba tan nervioso al ver a los padres del chico, se sentía mal, como si fuera
un delincuente. “Normal, si tienes sueños húmedos con su hijo menor de edad…”
se recordó.- Últimamente, creo que se ha estado esforzando más…-
-Yo también lo creo.- le apoyó el tutor, con una brillante
sonrisa que reflejaba el orgullo por su alumno.
La puerta se volvió a abrir, dando paso a Yifan y al pequeño
del que hablaban. El profesor se presentó e hizo una reverencia, explicándoles
que acaban de terminar su clase.
-Bueno, ahora que has
llegado podemos comenzar. Pueden quedarse, Minseok y Yifan, ya que también le
dan clase a Jongin.- comentó el tutor.- Tus padres han buscado un hueco en su
apretada agenda para hablar sobre tu futuro.- el chico se sentó en el sofá de
sus padres, sin acercarse más de lo necesario.- ¿Has pensado qué quieres hacer
después del instituto? Últimamente estás mejorando mucho.-
Jongin agachó la cabeza, parecía inseguro sobre qué decir.
-¿A qué te gustaría dedicarte, Jongin?- preguntó Yifan.- Tu
trabajo soñado.
-No sé…- admitió.
-Jongin, no pienso seguir pagándote los estudios si no van a
llevarte a ninguna parte.- Advirtió su padre, enfadado.
Jongin se tensó, agachando más aun la cabeza, el ambiente
estaba denso, los profesores creyendo que la rigidez del padre en esa situación
era demasiado.
-Bueno… Aún queda tiempo… Puedes tomar una decisión después
de los exámenes, por ahora céntrate en ellos.- Suho intentó calmar los ánimos.
Después de hablar durante unos diez minutos más, la familia
Kim dejó el centro y los profesores fueron a tomar algo a la salida del
trabajo, comentando la manera poco adecuada con la que sus padres trataban a
Jongin.
Minseok se encontró con los señores Kim cuando entraba en el
portal, ambos llevaban maletas de ruedas con ellos.
-Buenas tardes.- saludó, inclinándose.
-Oh, profesor Kim ¿qué hace aquí?- preguntó la mujer.
-Vivo aquí.- le sonrió.- ¿Ya se van?
-Sí, sólo venimos un par de días por motivos de trabajo.-
explicó el hombre.- Me quedo más tranquilo sabiendo que vive en nuestro
edificio, cuide bien de Jongin, por favor.-
-Ah, sí, claro…- “Eso debería hacerlo usted”, resonaba en su
cabeza.
Se terminaron de despedir, Minseok los vio coger un taxi y,
después de mucho pensarlo, fue a la pastelería de en frente y compró un
surtido. Volvió al edificio y al llegar a la puerta de Jongin, tocó, esperando
pacientemente hasta que abrió.
-¡Hola! Compré unos pasteles… pero creo que me he pasado,
son demasiados… ¿Quieres?-le dijo sonriente.
El muchacho comenzó a reír a carcajadas haciendo que Minseok
se quedara descolocado por un momento, repasando si había dicho algo tonto por
lo que se pudiera reír de él, pero no encontraba nada, tal vez tenía algo en la
cara...
-JAJAJA si quieres visitarme sólo tienes que decírmelo,
hyung, no hace falta que inventes excusas.- Minseok se sonrojó, lo había
descubierto y encima lo había llamado “hyung”, aunque él mismo le pidió que no
lo tratara como un profesor fuera de clases.- Y si las inventas, que sean
mejores. ¡JAJAJA! Pasa, anda.-
El mayor hizo un puchero, con el orgullo herido por la
humillación y entró en la vivienda. La tarde pasó rápida, en principio, sólo
pensaba comer con él los pasteles y luego irse, pero se quedaron hablando hasta
la noche. Minseok notaba que el chico estaba afectado por la fugaz visita de
sus padres, pero con el tiempo parecía animarse más y más. Le prometió ayudarle
a estudiar y quedaron en verse al menos tres días a las semanas para ello.
Gracias a las largas tardes de estudio, conoció más al
chico, le sorprendió lo serio que se mostraba cuando le enseñaba algo, muy
diferente a cuando comenzó sus prácticas en aquel instituto. También descubrió
una faceta dulce y amable en él cuando una tarde fue Sehun a visitarlo durante
una de sus clases particulares, el chico estaba afectado por una pelea
familiar, algo normal a su edad, Jongin lo apoyó y le trató con cariño, tal
cariño que Minseok se sintió hasta celoso. Al final acabaron los tres hablando,
intentando animar al menor, que no salía de su asombro al ver lo agradable que
era su profesor.
Acabaron los exámenes, Jongin estaba que daba saltos de
felicidad, mientras que a Minseok le tocaba el trabajo duro: corregirlos.
Comprobó, asombrado, que Jongin aprobó con un notable, así que esa tarde compró
otro surtido de pasteles y fue a visitarlo, quería darle la buena noticia
pronto.
-¿Tienes hambre?- dijo enseñándole la caja.
-Hyung, pensé que esta semana estarías ocupado con las
correcciones.- comentó Jongin, dándole paso.
-Sí, bueno, en realidad tendría que estar corrigiendo, pero…
quería hablar contigo.- dijo, algo avergonzado por su irresponsabilidad.
El moreno se inquietó, su corazón se aceleró, ¿de qué querría
hablar con él? Minseok dejó la caja sobre la mesa y lo miró con orgullo.
-Jongin…- el chico se puso aún más nervioso al oír su
nombre.- ¡¡Has sacado un notable en Literatura!!- dijo con tremenda alegría.
El menor necesitó unos segundos para analizarlo. ¿Sólo eso?
Pensaba que le iba a decir algo más… íntimo.
-¿Jongin? ¿Pasa algo?-
-¿Eh? ¡No! ¿Un… un notable, en serio?- dijo, saliendo de su
lapsus mental, Minseok asintió animadamente, haciendo al menor sonreír por su
dulzura.- ¡Qué bien, hyung! -Jongin decidió aprovecharse de la situación y se
lanzó hacia él para abrazarlo, con fuerza, hundiendo la cabeza en su cuello.-
Muchas gracias, hyung.- dijo rozando sus labios sobre esa blanca piel a
propósito.
Un escalofrío recorrió a Minseok de pies a cabeza.
-No… No tienes que agradecerme nada…- dijo con dificultad.
El moreno se separó y lo miró, sus ojos brillaban.
-Sí que tengo, me ayudaste a estudiar.- rápidamente se
acercó a su mejilla y depositó un beso en esa redondita zona.- Gracias, espero
que me hayan salido todos igual de bien.-
Se separó del mayor y fue en busca de cubiertos y platos
para los pastelitos, dejando a Minseok sin habla.
Sabían bien, deliciosos, Jongin devoraba los pastelillos
como si no hubiese mañana.
-¡Hyungf!- aun con comida en la boca, le llamó la atención
cuando notó que estaba mirando a la nada, absorto.
-¿Eh?- Minseok se sobresaltó.
-Que comas, o me lo como yo todo.- le advirtió.
-¡No! ¡Gordo!- protestó, comiendo más rápido su pastel.
Jongin comenzó a comer un trozo de tarta de fresas con nata
como si la vida le fuese en ello, haciendo que todo el dulce blanco manchara
sus labios y su piel alrededor de éstos, se los lamió para limpiarlos, pero aún
quedaron pegotes en su piel. Minseok se dio cuenta y comenzó a reír a
carcajadas, al verlo comer así, por un momento se sintió como un profesor de
guardería.
-¡¡Jajaja!! ¿Qué edad tienes?- le preguntó, burlándose.
Pasó el dedo índice por debajo del labio del chico y recogió
la nata que había quedado ahí. Jongin, inconscientemente, movió un poco al
cabeza cuando vio su mano acercándosele, sintió su dedo pasar sobre su piel y
luego vio la nata en él, dándose cuenta de porqué reía. Minseok fue a limpiarse
el dedo dejando los restos en el plato, pero notó cómo le agarraban de la
muñeca. Vio a Jongin mirándole a los ojos con semblante serio.
-No hagas eso.-
-¿Qué?- Minseok estaba confuso, e incluso se sentía algo
intimidado por la forma en que el menor le miraba.
-No me mires como si fuera un niño.- Sonó más bien como una
orden que como una petición. Jongin agarró mejor la mano del mayor para
acercarla a sí.- No lo soy.- aseguró, lazándole una mirada que a Minseok le
pareció extremadamente sensual.
Sin dejar de mirarlo a los ojos, se llevó ese dedo manchado
de nata a la boca, lo tomó entre sus labios limpiando la mayor parte del dulce,
pero no se contentó sólo con eso, se reprimió las ganas de sonreír cuando vio
el rostro de Minseok tornarse cada vez más y más rojo, y metió más el dedo en
su boca, lamiéndolo, rodeándolo con su lengua juguetona. El mayor sintió una
descarga en su parte baja, el menor lo miraba con esos ojos que irradiaban
deseo y las sensaciones en su dedo le estaban haciéndolo pasar muy mal. Cuando
pudo reaccionar al shock que le había provocado la sensualidad del chico,
apartó la mano con rapidez. Jongin hizo un puchero, desaprobando que le
quitaran su erótico juguete. Minseok lo miraba rojo como un tomate, y nervioso,
terriblemente nervioso, no sabía qué hacer o decir.
-Hyung…- llamó su atención, haciendo que se tensara.- Me
gustas.- le confesó, muy seguro.
Minseok abrió sus ojos, haciéndolo ver adorable, aunque
Jongin no podía disfrutar de su lindo rostro como en otros momentos por culpa
del miedo que le recorría en ese momento, temía qué le respondería el mayor.
-Jongin… No tiene gracia…- dijo apartando la mirada.
-No es una broma, hyung, me gustas mucho.- repitió.
“Tengo que alejarme
de él”, pensó, mirándolo con expresión incrédula. “Antes de que sea tarde… Me
gusta, tengo que alejarme de él”, se dio cuenta de ello, no podía permitirse
eso, no podía dejar que sus sentimientos por Jongin crecieran.
-Jongin, lo siento, eres demasiado joven para mí… No te
puedo ver de esa forma.- mintió, desviando la mirada.
-Aquella noche no te parecí demasiado joven.- comentó.
Minseok lo miró sin entender.
-¿Qué?-
-El mes pasado, viniste borracho con el profesor Wu y casi
nos acostamos.- le recordó.
Los ojos de Minseok se abrieron más que nunca. No fue un
sueño, fue real, besó a Jongin, lo llevó hasta su cuarto… ¿Hasta dónde habrían
llegado?
-Yo… No… Estaba borracho… Lo siento…-
-Para no recordarlo, no pareces muy sorprendido…- apuntó el
menor.
-Es que… pensé que fue un sueño… Lo siento, de verdad, no
quise hacerte nada malo.-
-¿Sueñas a menudo conmigo?- preguntó, ladeando la cabeza,
divertido.
Otra vez sintió su rostro arder, en cualquier momento se le
asaba el cerebro. Jongin vio que era incapaz de responder y se acercó hacia él,
Minseok retrocedió todo lo que pudo, viendo cómo, prácticamente, se le subía
encima.
-Sé que te atraigo, hyung, sé que me ves como un hombre y,
que si no supieses mi edad, no dudarías en acostarte conmigo.- dijo ya encima
de él, apoyándose en el sofá con sus fuertes brazos.- Así que olvida mi edad y
haz lo que tus instintos te piden.- le recomendó, con una media sonrisa
lasciva.
-No…- susurró, intentando separarlo, pero le estaba ganando
terreno, estaba dejándose llevar por aquel pequeño tan tentador. Lo apartó
bruscamente y se levantó.- Jongin, eres mucho más joven… Eres mi alumno…-
-No nos llevamos tantos años.- dijo con seguridad.
Minseok tenía que huir, si se quedaba ahí acabaría
sucumbiendo, diciéndole la verdad al muchacho, y no quería, no quería
aceptarlo. Se dirigió a la puerta sin responderle y se dispuso a salir del
apartamento.
-Olvídalo, Jongin, no puede ser.- dijo antes de cerrar la
puerta.
A partir de ese día, Jongin no fue más a su clase, tampoco
le hacía falta, ya estaba aprobado y sólo quedaba una semana de clases.
Llegó el día de la graduación, Junmyun entregaba orgulloso
los diplomas a sus alumnos, Jongin recogió el suyo con una reverencia y se
volvió a sentar junto a sus amigos, que también se habían podido graduar. Era
la primera vez que lo veía desde aquella tarde en que se le declaró hacía ya
unas dos semanas y Minseok no pudo evitar sentir un hormigueo en el estómago.
La ceremonia terminó y todos los alumnos estaban hablando alegremente entre
ellos o con sus parientes, Jongin hablaba con Chanyeol, Sehun y los familiares
de estos, sus padres no estaban por supuesto. El moreno miraba algo triste los
ramos de flores que habían recibido ambos chicos, como regalo de graduación, él
no tenía nadie que le regalara, aunque fuera algo cursi regalar flores a un
chico, le hacía ilusión.
Junmyun y Yifan se acercaron a ellos y los saludaron.
-Queremos que sepáis que estamos muy orgullosos de
vosotros.- dijo Suho.
-En pocos meses habéis experimentado un cambio increíble,
enhorabuena.- apuntó el chino.- Por cierto, Jongin, el profesor Minseok me dijo
que, por favor, le esperases.- El chico lo miró sin entender.- Me dijo que se
fue a buscar algo, que no te fueses y le esperases aquí.- explicó, refiriéndose
al gimnasio de la escuela en el que se encontraban.
-¿Ya has pensado a qué dedicarte?- le preguntó Suho.
-Mh…- se lo pensó un momento antes de responder.- Tal vez… Profesor.
Jongin esperó y esperó, no dijo nada, sólo esperaría a su
profesor. El gimnasio se fue vaciando y él se quedó allí, solo, esperándolo.
Para matar el tiempo, buscó en el almacén alguna pelota de baloncesto, probó varias,
haciéndolas rebotar en el suelo. Cuando encontró una lo suficientemente buena,
se giró, encontrándose con Minseok en la puerta del almacén, se paró de
repente, sorprendido por su aparición. El mayor sonrió y sacó aquello que tenía
escondido tras su espalda, un ramo de flores, de colores suaves y decorado con
un lazo que unía los tallos.
-Felicidades por tu graduación, Jongin.- Minseok había visto
su rostro desanimado cuando Sehun y Chanyeol recibieron sus ramos, se dio
cuenta de que él no tenía y decidió comprarle uno.
El moreno abrió los ojos de par en par, el corazón le latió
rápido, se avergonzó de sí mismo por emocionarse por unas flores y desvió la
mirada.
-¿Por qué haces esto?- preguntó, dolido.
Si no le quería, que desapareciese de su vida, que no lo
tratase gentilmente, pero que no le hiciera revivir sentimientos, que no le
diese falsas ilusiones.
-Ya no soy tu profesor.-
Jongin siguió con la vista clavada en el suelo, hasta que
reparó en algo, incrédulo, miró al mayor a los ojos. Le preguntó mentalmente si
estaba diciendo lo que creía que estaba diciendo, la sonrisa de Minseok se lo
confirmó. El menor prácticamente corrió hasta él, agarró su rostro con firmeza
y lo besó, como nunca había besado a nadie, con pasión y ternura contenidas
desde hacía semanas. Kim Minseok ya no era su profesor, él era mayor de edad,
ya no había nada que les impidiese estar juntos.
-Eres tonto, pensé que no te gustaba, pensé que aquella
noche sólo querías sexo…-Dijo el menor cuando se separó para recuperar el aire.
-Perdona.- apoyó su frente en la del otro.- No quería crear
ningún problema…-
Aunque en un principio se largó de la casa del joven
asustado, creyendo que era un gran error corresponderle, con el tiempo, se dio
cuenta de que no tenían tantas complicaciones para comenzar una relación,
teniendo en cuenta que al final del curso él dejaría las prácticas en el
instituto y que Jongin por fin se graduaba y no volvería a ser alumno del
centro nunca más. Pero ¿cómo remediar su error? ¿Cómo conseguir el perdón del
chico? Cuando lo vio mirando los ramos de sus amigos con un deje de tristeza en
sus ojos, supo en seguida el porqué de esa mirada y se dijo a sí mismo que el
chico lo merecía, ese ramo y mil cosas más, porque tras esa fachada de niño
rebelde se escondía un muchacho tierno de sonrisa encantadora.
-Idiota…-le dijo volviendo a besarlo.
Un beso largo y lento, con el que lo atrapó entre sus brazos
sin dejarle escapatoria. Sus labios se
amoldaban perfectamente, pues la marcada forma de los del mayor provocaba
sensaciones maravillosas en los gruesos labios del moreno, pero ese contacto,
aunque increíblemente placentero, no era suficiente para Jongin. Pasó su lengua
entre esos rosados y tiernos labios y esperó pacientemente hasta que Minseok
los separó. Poco a poco, sintió la lengua del menor hacerse paso en él, hasta
llegar a rozar la suya. Se estremeció. El menor lo agarró de la nuca y
profundizó el beso, ambas lenguas jugueteaban haciéndoles subir la temperatura
y dejándolos sin aire, por ello, tuvieron que parar un momento, el cual Jongin
aprovechó para acercarse a su oído y provocarlo.
-Hyung… ¿No te parecería excitante hacerlo aquí?- le
susurró.
-¿Qué..?-
-Hagámoslo aquí, hyung~- dijo con un puchero.
El corazón le empezó a bombear a gran velocidad, la sangre
en sus venas estaba ardiendo, ese chico lo había puesto a cien sólo diciéndole
esas palabras.
-No… No podemos…-
-¿Por qué no~? Vamos~- puchereó.- Tu ya no eres profesor, ni
yo alumno.-
Los labios de Jongin dejaron de soltar palabras para
repartir besos por el cuello de su hyung, mientras sus manos se colaban en la
chaqueta del traje.
-Jongin…- rió.- Estate quieto.- dijo intentando apartar sus
manos.
-¿Queda alguien aquí?- la voz del conserje retumbó en las
paredes del gimnasio.
Minseok estuvo a punto de responderle y salir del almacén,
pero Jongin le tapó la boca y lo llevó a unas colchonetas tras un potro viejo
que ya casi ni usaban. Segundos después, las luces se apagaron y escucharon al
conserje cerrar la puerta del gimnasio. El menor por fin lo soltó y le miró con
reproche.
-¿Qué haces? ¡Ahora nos hemos quedado encerrados!-
-No te preocupes, por esa ventana se puede salir.- señaló la
única entrada de luz del almacén.- La he usado varias veces para escaquearme.-
rio.
-Igualmente… Si podíamos salir por la puerta, no se hubiese
dado cuenta de lo nuestro…- la media sonrisa de Jongin lo interrumpió.
-No es por eso…- explicó, posicionándose sobre él en las
colchonetas en las que se encontraban.- Te hice esa pregunta por algo…- sonrió
lascivo.
Minseok se vio empujando sus hombros inconscientemente, el
chico se le echaba encima y él, a pesar de ser el mayor, no podía hacer nada
para evitarlo. Jongin ya lo tenía recostado del toso le estaba desanudando la
corbata mientras lamía su oreja, haciéndolo excitarse.
-Jongin… Podemos ir a mi casa…- intentó pararlo disimulando
su estado.- Aunque igualmente creo que sería ir demasiado rápido.-
-Pues la otra vez parecías tener mucha prisa.- se burló.
A Minseok le costó pillarlo, mucho más de lo que hubiese
querido, y como le costó tanto, Jongin pudo ver su cara de confusión pasar,
gradualmente, a una de profunda vergüenza.
-¡Eso fue porque estaba borracho!- intentó defenderse.
- ¡Jajaja! ¡Mira que eres lento! ¿Si quiera recuerdas qué
fue lo que pasó?- dijo sin borrar su sonrisa a la vez que le acomodaba su
flequillo castaño.
-Eh… algo…-
-¿El qué?-
-Nos besamos, en mi apartamento, me llevaste hasta la
habitación…- intentó recordar.
-¿No recuerdas cómo empezó?- Minseok negó, avergonzado
porque lo único que recordaba en la puerta de su casa era a YiFan y, de
repente, la situación y la persona cambiaban por Jongin en el interior de su
apartamento, no sabía en qué momento se había ido uno y había llegado el otro.-
Mmh… bien, te lo recordaré….aparto la corbata ya deshecha.-Estabas con YiFan,
escuché ruido y por eso les vi. Le pediste sexo.- dijo desabotonándole camisa
con una sonrisa traviesa, se lo estaba pasando de maravilla recordándole al
mayor su borrachera.- Se besaron, pero luego se fue… Y tú me viste.- le clavó
la mirada, terminando de desabrochar la camiseta y paseó su dedo índice desde
la clavícula hacia abajo con lentitud.- Me llamaste, me dijiste que si fuera
unos años mayor, me pedirías que calmase…- la mano llegó hasta el borde del
pantalón, pero no paró.- …”esto”...-
pronunció de manera sensual mientras posaba su mano sobre la entrepierna del
mayor, ya notando un poco la dureza de ésta y viendo al mayor tensarse por el
tacto.- Así que te quise demostrar que a mi edad ya puedo calmarte eso, y mucho
más… Pero te quedaste dormido.- hizo un puchero.- Así que te lo tendré que
demostrar ahora.
Jongin se puso sobre sus rodillas y se quitó la chaqueta,
dejándola caer al suelo y comenzó a desabotonar su camisa, mirándolo mientras
se mordía el labio inferior. Minseok se incorporó, ayudándole con los botones y
apartando aquella odiosa tela para besar el moreno torso del menor, quien se
sorprendió por el súbito cambio de actitud. Los besos de Jongin llegaron hasta
el pantalón del menor, agarró la tela con los dientes y tiró de ella, Jongin
tragó saliva, sintiendo menos presión en su entrepierna y su temperatura
elevándose por la sensualidad del mayor. El castaño, con sumo cuidado, tomó
entre sus dientes la cremallera y la bajó, la erección del chico se hizo
notable bajo la tela de sus boxers blancos, que dejaban poco lugar a la
imaginación. Minseok besó la punta y el menor tembló, acostumbrado al ímpetu de
la gente de su edad, la tranquilidad del mayor le parecía sumamente excitante.
Agarró las telas del pantalón y los boxers y los bajó a la vez, dejándolos en
los muslos, acto seguido, lamió la extensión del chico y se la metió en la
boca. Jongin gruñó, jadeó, bufó, gimió, de todo, porque la destreza del mayor
le estaba haciendo perder la cabeza, nunca pensó que la diferencia de edad se
notara tanto en el sexo, tampoco pensó jamás que el mayor sería tan espabilado
en lo que a ese tema se refiere.
-Ah… ah… Hyung… para…- dijo empujándolo.
Minseok se apartó y sonrió.
-Es verdad, a tu edad no aguantas mucho…- Por primera vez fue él quien consiguió hacer
sonrojar al otro.
Jongin, avergonzado, comenzó a desnudarlo.
-Te vas a arrepentir de haber dicho eso…- aseguró.
Pronto la camiseta y la chaqueta quedaron en el suelo, el
pantalón y la ropa interior no tardaron en correr la misma suerte. Jongin lo
hizo recostarse en la colchoneta y agarró su miembro, masturbándolo con
dedicación, Minseok arqueó la espalda y soltó un gemido grave desde el fondo de
su garganta, el menor aprovechó que echó su cabeza hacia atrás para besar su
blanco cuello.
-Ngh… supongo que por tu edad también es normal que esto se
te dé tan bien…- bromeó.
Minseok 2, Jongin 0. No lo podía permitir, otra vez había
conseguido ponerlo rojo como un tomate.
-Argh… Ya me has hecho enfadar…- dijo antes de morder su
cuello.
Se incorporó sin dejar de masturbarlo y le miró a los ojos
de la manera más sensual que podía. Llevó la mano que tenía libre a su propia
boca y lamió su dedo índice, lo empapó con su saliva y luego otros dos más,
jugó con ellos entre sus labios y con su lengua, sin dejar de mirar al mayor,
quien estaba totalmente excitado con la escena. Cuando hubo terminado comenzó a
prepararlo, un dedo y varios jadeos se escucharon, con el segundo se le escapó
algún gruñido, luego llegó el tercero y Jongin profundizó más, haciéndolo gemir
sin control. Minseok se retorcía, sin poder soportar el placer de los dedos en
su interior a la vez que la mano que lo masturbaba, estaba ardiendo y sentía la
boca seca de tenerla entreabierta.
-Jongin…- dijo entre jadeos.
-¿Mh?-
-Ya…-
-¿Ya qué?- dijo divertido.
Minseok lo vio, se estaba burlando de él.
-Por favor…- rogó con
los ojos vidriosos.
-¿Qué?- el chico volvió a tocar el punto que enloquecía al mayor.
-Ah… Métela~- dijo alargando la palabra, de manera
suplicante.
Jongin sonrió victorioso y se acercó a su oído.
-Suplícame más… Me gusta…- le susurró.
-Ah… Jongiiiin…- dijo de nuevo en el mismo tono.
Minseok lo apartó con un puchero, le hizo sacar los dedos de
su interior y agarró el miembro del chico haciéndolo adentrarse en él. Jongin
gruñó al sentir la presión sobre la punta de su miembro, agarró las caderas del
mayor y lo penetró del todo, al fin y al cabo, lo había dilatado bastante y no
le costó apenas. El moreno comenzó a embestirlo con fuerza, había esperado
demasiado ya y las manos de Minseok en sus caderas, haciéndolo incrustarse más
y más en él, parecían estar de acuerdo. Jongin se agachó y lo besó con
desesperación entre gemidos incontrolados, el rostro del mayor reflejaba el
placer que sentía, con los labios entre abiertos, los ojos cerrados y las
mejillas sonrojadas, era digno de inmortalizar.
-Ngh… Jongin…-
Escuchar su nombre entre gemidos lo hizo excitarse más, así
que agarró el miembro del mayor y lo masturbó con rapidez y fiereza, dispuesto
a hacerle llegar al clímax. Minseok arqueó su espalda y observó al chico que
tenía expresión seria y sensual, estaba concentrado en el placer que estaba
experimentando.
Los gemidos y la rapidez dela mano y las caderas de Jongin
aumentaban gradualmente hasta que Minseok arqueó su espalda y soltó un gemido
ahogado, llegando finalmente al clímax. El final del orgasmo de Minseok se
convirtió en el principio del de Jongin, que se agarró al más bajo con fuerza y
dejó que su semen lo llenara.
-¿Ves? Te dije que podíamos salir por aquí.- Le recordó
cuando Minseok salió por la ventana.
-¿Y tanto te costaba esperar a llegar a casa?- le cuestionó
el baozi.
-Ah, hyung, es la edad~- se quejó.
-Ya, usas la edad para lo que interesa…- dijo comenzando a
andar.
-¿Y tú qué?- le reprochó.
-Jajaja, vale, vale…-
-Hyung… ¿Me compras unos pastelitos?- preguntó de manera
infantil.
-¿Eh?-
-Por fa~- puchereó.
Minseok lo miró, era adorable, sin duda, lo que más le
gustaba de él era ese lado infantil que sólo dejaba ver a veces. Simplemente
rió y fue a comprarle los pasteles a su ex alumno, ahora novio.
-FIN-
Sé que es todo muy precipitado, pero no tenía ganas de hacer algo largo >.< Más adelante haré un fic de la misma temática más largo, cuando alguna couple me motive lo suficiente :3 Espero que les haya gustado ^^
jejeje es la primera vez que paso por aquí, escribes muy bien jejeje estuvo muy bueno, aunque me hubiese gustado un poco mas largo pero bueno no te voy a presionar jejeje sigue así :) gracias por escribir esta linda historia, cuidate
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