My Love Capítulo 7

Sandeul despertó con un agradable olor a comida, estaba solo en la habitación así que salió algo entristecido, le habría gustado despertar viendo el rostro del rubio, pero sonrió inconscientemente al pensar en lo ocurrido la noche anterior.

-¡Buenos días!- saludó al entrar en la cocina.

Allí se encontraba Gongchan con Baro preparando el desayuno, el rubio sonrió al verlo.

-Buenos días, hyung, estamos haciendo el desayuno, a Zico y a ti les toca hacer el almuerzo.-

Aceptó a regañadientes y se fue con sus hyungs que estaban viendo la televisión, al parecer, Zico seguía durmiendo. Baro apareció al rato con un carrito donde llevaba la comida.

-Channie, ve a llamar a Zico.-

El  menor dudó un poco pero finalmente fue a su habitación.

-Hyung…- dijo abriendo la puerta con cuidado por si se encontraba de nuevo al rubio medio desnudo.

Zico estaba despierto pero se hizo el dormido para que el menor se acercase, cuando Gongchan lo zarandeó llamándolo, el rubio esbozó una sonrisa y jaló del menor para que cayese encima de él.

-¡Hyung!- Channie se sonrojó.

-Buenos días.- Zico amplió más su sonrisa.

El mayor invirtió sus posiciones poniendo a Gongchan bajo él y le besó presionando sus caderas contra el menor, pues había despertado algo “contento”. Al menor se le escapó un gemido al notarlo sobre su entrepierna, Zico se separó y le miró lascivo mientras se relamía el labio superior, Gongchan sólo pudo mirarle sorprendido porque no entendía como el mayor podía resultarle tan  excitante. Zico soltó una risita y se levantó

-Voy al baño y bajo.- le dijo saliendo del cuarto dejando a Gongchan sin habla.

Realmente Zico no necesitaba ir al baño, pero no podía bajar en ese estado así que fue a mojarse la cara y relajarse.

Durante el desayuno hablaron sobre qué harían en el día y decidieron en ir a visitar la zona e ir de compras, así que rápidamente se vistieron para salir.

-¡¡Oh, hyung, mira esto!! ¡¡OHH!! ¡Baro, Baro! ¡Mira!- Sandeul corría de un lado a otro completamente emocionado por cada cosa que veía.

Pasaron al lado de un puesto de mascotas y Baro señaló a unos patitos que estaban dentro de una jaula.

-¡¡Sandeul!! ¿Por qué no me dijiste que tenías hermanos?- bromeó.

El castaño rio y le golpeó el brazo, Gongchan y Shinwoo se unieron a observar los animales. Jinyoung tenía bastante sed así que decidió ir a buscar una tienda donde poder conseguir algo que le refrescase.

-Zico, voy a por algo de beber para todos, ¿Vale?-

-Sí, te esperamos aquí.-

-¡Oh! ¡¡El papá y la mamá de Baro!!- dijo Sandeul frente una jaula con ardillas.- ¿No me los presentas maleducado?-

Baro sonrió divertido.

-¿Ya quieres conocer a tus suegros?- dijo abrazándole por la cintura.

Sandeul lo miró sorprendido, Shinwoo y Gongchan estaban cerca y le habían escuchado, le atemorizaba la idea de que sus amigos les rechazaran, pero Channie simplemente se rio porque ya suponía la relación que esos dos tenían y Shinwoo sonrió sin enterarse de nada, como siempre. Sandeul esperó que se lo tomaran como una broma, agachó la cabeza avergonzado y Baro le abrazó con más fuerza riéndose de él. Zico agarró a Gongchan por el hombro.

-¿Y Jinyoung?- le preguntó, ya empezaba a acostumbrarse al mayor.

-Fue a comprar algunas bebidas.- sonrió.

Los cinco salieron de la tienda para esperar a Jinyoung pero tras esperar unos diez minutos empezaron a preocuparse, le llamaron al móvil y no lo cogía así que después de diez minutos más decidieron separarse para ir a buscarlo. Shinwoo se preocupaba cada vez más, el corazón le dio un vuelco cuando lo vio en la puerta de un edificio, ¿qué demonios haría allí, tan alejado de donde estaban antes? Aceleró el paso para ir hasta él, pero se paró en seco cuando vio a la chica con la que estaba hablando entre risas, ella le cogía la mano como invitándole a entrar en el portal, Jinyoung rechazó la oferta y se despidió de la joven caminando en dirección a Shinwoo, cuando lo vio se le acercó con una gran sonrisa.

-Menos mal que te encuentro, ¡Me perdí!- le dijo riéndose de sí mismo.

-¿Te perdiste?-

-Sí, fui a por algo de beber y no se en que momento me equivoque de calle y me metí por un sitio extraño, gracias a que esa chica me indicó como volver… pero te encontré al final, jajajaja.-

Shinwoo solo asintió y siguió  caminando de vuelta al lugar de reunión mientras les enviaba a sus amigos un mensaje para que supieran que había encontrado a Jinyoung. El castaño no pudo aguantar más ese silencio incómodo, estaban atravesando un parque cuando decidió preguntar.

-Shin, ¿Te pasa algo?-

Shinwoo negó, a Jinyoung le molestaba que le mintiese tan descaradamente, así que lo agarró del brazo y lo llevó hasta un banco que se encontraba escondido entre los árboles del parque, cuando Shinwoo lo vio sentarse lo miró confundido.

-¿Qué haces? Tenemos que ir con los demás.-

Jinyoung apoyó sus brazos en el respaldo del banco y cruzó las piernas.

-No me moveré hasta que me digas que te pasa.-

Shinwoo no sabía que responder, pero el castaño no parecía que fuera a ceder así que finalmente se sentó a su lado.

-Esa chica te estaba invitando a su casa, ¿verdad?-

Jinyoung de repente lo comprendió todo, intentó no sonreír pero realmente le hacían gracia los celos de su novio.

-Vaya, así que era eso… Choqué con ella y se cayó así que le ayudé a levantarse, pero se quejó de que le dolía el tobillo así que me ofrecí a ayudarla a llegar a la casa, quería invitarme a tomar algo como agradecimiento.-

Shinwoo no dudó de las palabras de Jinyoung y se sintió un poco estúpido por ponerse celoso, se llevó una mano a la nuca avergonzado. Jinyoung sonrió y le agarró del mentón para besarle tiernamente.

-Me debes una disculpa.- dijo sobre sus labios.

-Lo siento.-

-No, eso no me basta- esbozó una media sonrisa.

-¿Entonces que tengo que hacer?- le peguntó algo preocupado porque no sabía si estaba de broma.

Jinyoung se acercó a su oreja y la lamió lentamente haciendo que Shinwoo se estremeciera, le besó apasionadamente agarrándole por la nuca, Shinwoo se sentía algo incómodo ya que estaban en un lugar público, aunque por donde estaban no pasaba casi nadie. La mano de Jinyoung se deslizó bajo la camisa de Shinwoo.

-Jin… aquí no…-

Jinyoung suspiró sobre los labios de Shinwoo.

-Espero que esta noche no me impidas seguir.- le susurró mordiéndose el labio inferior.

Shinwoo se sonrojó y vio como Jinyoung se iba, tardó un poco en reaccionar antes de levantarse.

Los dos caminaron unos minutos hasta que se encontraron con los demás que suspiraron aliviados al saber que el mayor estaba sano y salvo.

-Creo que ya es hora de irnos a casa.- Dijo Gongchan, habían estado algo nerviosos por la desaparición repentina de su amigo, así que prefirieron irse pronto a la casa.

Cuando llegaron el más pequeño encendió la tele y se sentó en el blanco sofá, había tenido varios días estresantes a causa de sus sentimientos, evidentemente Zico era el culpable, ya no sabía ni que pensar de sí mismo. Había amado a Jinyoung durante bastante tiempo, verlo con Shinwoo, tan felices, le hizo retractarse de sus sentimiento intentando eliminarlos, pero, era evidente que no era un proceso fácil, encima Zico le había demostrado que está interesado en él y es verdad que el chico le parecía apuesto, y mucho, por eso creía que lo sucedido en la biblioteca, era algo meramente carnal, o al menos lo era de momento.

Suspiró brevemente mientras los demás seguían haciendo sus cosas, no tenía ganas de hablar con nadie, así que agradeció que lo dejaran tranquilo.

Zico fue al cuarto y se sentó en la cama de Gongchan aburrido, tras un rato mirando al suelo con la mente en blanco levantó la cabeza para observar la habitación. Sin duda Channie era alguien adorable, todo estaba lleno de peluches y muñecos, el cuarto estaba decorado de diferentes colores que junto con esos muñecos dejaban ver claramente que esa había sido la habitación de un niño, aunque Zico tenía una ligera sospecha de que el cuarto actual del pequeño no sería muy diferente. Cuando pasó la mirada sobre la cama en la que el mismo estaba sentado vio un peluche de Pororo, a Channie realmente le gustaba ese muñeco, se había fijado en que tenía varios llaveros y straps de ese personaje. Cogió el peluche y notó que desprendía un aroma familiar, olía como Gongchan. Ese olor que recordaba bien desde aquella tarde en la biblioteca le hizo pensar en el cuerpo medio desnudo del menor haciendo que su temperatura comenzara a subir. Sintió que los pantalones le apretaban un poco, así que se acostó frustrado, tapándose la cara con el peluche. Aquello seguía animado y Zico se estaba desesperando, necesitaba hacerlo, desabrochó sus pantalones y comenzó a masajear su miembro. Lo único que había en su mente era la imagen de Gongchan sudado, jadeando, nombrándolo, sentía el placer crecer en su miembro, la respiración se le aceleraba y pequeños gemidos salían de vez en cuando de su boca, ya le quedaba poco, se mordía los labios intentando callar sus gemidos cuando de repente una voz lo interrumpió.
-¡¿Qué demonios haces?!- le gritó Gongchan desde la puerta.
Zico se levantó de golpe por el susto, tapándose la entrepierna con el peluche que antes tenía en su cabeza. El menor lo miraba, parecía enfadado, sin más se puso al lado de la puerta abierta y le señaló la salida.
-Fuera. A partir de hoy duermes en el salón.- le dijo totalmente serio.
Zico lo miró incrédulo y soltó una pequeña risa, pero la expresión de Gongchan no era broma. El rubio se abrochó el pantalón y se acercó a él confundido, quedándose a unos pocos metros de él.
-¿Hablas en serio?-le preguntó.
-Estoy harto, te invité aquí porque pensé que lo de la biblioteca nos podría llevar a algo más… algo especial entre los dos, pero ya veo que la única parte de ti que está interesada en mí está dentro de esos pantalones…- dijo señalando la entrepierna de Zico.
El mayor quería decir algo, defenderse, excusarse, pero no podía articular palabra alguna, el rostro enfadado de Gongchan le intimidaba, además el hecho de que pensara eso de él le destrozó. Por supuesto que lo quería más que para tener sexo, de verdad le gustaba, pero bueno, estaba en esa edad y…
-Te he dicho que salgas de aquí.- el menor interrumpió sus pensamientos.
-Pe... Pero...-
Gongchan no le dejó decir nada más, le agarró del brazo y lo empujó fuera de la habitación, cerrando después con un sonoro portazo que asustó a Zico, se quedó atónito mirando la puerta de madera, nunca se imaginó que el menor pudiera tener tanto genio, pero no fue algo que le desagradara, en realidad sintió que ahora le gustaba más, y él era estúpido por intentar cortejarlo como un animal en celo en vez de ser algo más delicado o romántico. Comenzó a darle vueltas a cómo podría arreglar las cosas con el menor, de verdad no quería perderlo, quería estar con él. Se llevó las manos a la cabeza masajeándose la sien y se sentó en el suelo, suspiró frustrado y se levantó dirigiéndose a la planta baja. En el salón estaban Baro y Sandeul hablando animadamente y bastante juntos, el rubio rodeaba el hombro del pato con su brazo, cuando notaron la presencia de Zico, Sandeul se separó bruscamente, intentando disimular pero Zico se dio cuenta y rió.
-Ustedes dos… ¿en serio?- dijo mirándolos sin creérselo.
Él ya suponía que Sandeul era gay, pero no se imaginaba que Baro también, y mucho menos que saliesen juntos, ese día la cabeza le iba a explotar. Baro le miraba bastante tranquilo pero Sandeul parecía nervioso intentando buscar las palabras exactas para negar lo que fuera que estuviese insinuando Zico.
-Sí, ¿Algún problema?- dijo finalmente Baro y Sandeul lo miró boquiabierto, los ojos se le saldrían de las órbitas en cualquier momento.
-No, no, si me alegro por Sandeul  ¡Pero tú!- dijo señalando a Baro- Más te vale tratarlo bien, si no, te reviento la cara.- en realidad no estaba seguro de ser la persona más indicada para decir ese tipo de cosas.
Tras unos segundos en lo que Sandeul pensó que los dos rubios comenzarían a pelearse a puñetazos, Baro soltó una carcajada seguido de Zico, quien se tiró en el sofá al lado de la ardilla para comenzar a bromear.
-Ah~~ - suspiró Zico.- ¿Y, cómo acabaron juntos?
Sandeul y Baro se miraron intentando recordar como empezó todo… aquél beso en los vestuarios, ese fue el comienzo.
-Nos enrollamos un par de veces.- dijo Baro algo nervioso, la cara de Sandeul se tiñó de rojo y miró escandalizado a su novio.- Yo, a Sandeul ya le gustaba al parecer, y al final acabé enamorándome de él.-
Baro abrazó a Sandeul y éste pensó que se derretiría por sus últimas palabras.
-¿No crees que es un poco pronto para decir que estás enamorado?- Zico los miró algo envidioso.
-¡Bah! ¡Me da igual! Es lo que siento.- dijo Baro indiferente, mientras apretaba con fuerza la mano de su novio.
Sandeul se lo quería comer a besos, se abalanzó sobre él abrazándolo alegremente, provocando que Baro y Zico se rieran.
-Oye, si Baro hiciese algo que te molestase mucho, ¿Qué te gustaría que hiciera para arreglarlo?- Zico aprovechó la conversación para hablar de su problema con Gongchan.
-¿Ehhh? ¿Sales con alguien?- Dijo emocionado.

Zico se rio y se pasó la mano por la cabeza despeinándose.
-Aún no…- confesó.
Baro le vitoreó golpeándole en el hombro, como orgulloso de que su amigo se echase novia.
-¡Uooh! ¿Y quién te gusta?- preguntó el pato ansioso.
-Channie. Pero he sido un poco brusco con él y se piensa que sólo quiero tirármelo.-
Sandeul lo miraba sin habla, ni siquiera se imaginaba que la orientación sexual de ninguno de sus dos amigos fuera la misma que la suya. Baro ya sabía que Gongchan sólo tenía ojos para los hombres y en cuanto a Zico, a él parecía importarle poco el sexo de las personas, de hecho se había fijado en como miraba al menor.
-Simplemente discúlpate, se sincero con él, deberíais hablar acerca de vuestros sentimientos y... por favor, deja de desnudarlo con la mirada cada vez que lo veas.- le aconsejó Baro, mientras se reía por lo último que dijo.
Sandeul trataba de decir algo, pero solo balbuceaba cosas sin sentido y miraba a los dos rubios con los ojos muy abiertos.
-Mmm... Sí, creo que lo mejor será hacerlo de la manera más sencilla y sincera.- se convenció Zico levantándose- Gracias, Baro. Hasta luego, Deullie.- acarició la cabeza del castaño despeinándolo.
Baro lo miró durante un rato, el pato hablaba diciendo cosas sin sentido, era realmente adorable pero no sabía como callarlo. Finalmente, lo silenció dándole un profundo beso que le hizo olvidar todo.

Gongchan estaba sentado en su escritorio, revisando sin ningún interés su móvil, en realidad no estaba mirando nada en concreto, simplemente jugaba con la pantalla táctil moviendo los iconos para allá o para acá. Estaba cansado, decepcionado, sobre todo consigo mismo por haber confiado en Zico casi sin conocerlo. Era tonto por pensar que el rubio querría tener algo serio con él, simplemente era un idiota que quería experiencias nuevas, como muchos otros, como pensó que sería Shinwoo al principio. Tal vez era por eso, ¿El haber pensado mal de Shinwoo equivocadamente le hizo tener más confianza en la gente? No lo sabía, pero daba igual, sólo se maldecía por ingenuo y, aunque no lo quería admitir, le entristecía que Zico no lo viera como algo más que un consolador. Un sonido chillón salió del aparato que tenía en las manos sobresaltándolo, era un mensaje. “Ven a la playa. Donde estuvimos hoy. Por favor.” Gongchan miró receloso el mensaje, era de Zico, ¿Por qué le pediría que bajara a la playa a esas horas? Ya estaba anocheciendo... Alguien tocó en la puerta volviéndolo a sobresaltar, como el día siguiera así se le saldría el corazón en cualquier momento.
-¿Sí?-
La puerta se abrió y la cabecita de Sandeul se asomó tímidamente.
-Hyung… ¿qué pasa?-
Sandeul entró cerrando al puerta tras de sí y lo miró preocupado.
-¿Estás bien, Channie?-
-Sí, claro ¿por qué lo dices?-
Sandeul agachó la cabeza y entrelazó sus manos nervioso, pues no estaba seguro de si debía meterse.
-Zico nos contó algo…- confesó.
Gongchan se sorprendió pero trató de calmarse, debía averiguar que era lo que había dicho el rubio. Le ofreció asiento a Sandeul en un puf azul que tenía a su lado, el pato se sentó cómodamente.
-¿Qué te dijo exactamente?- le preguntó Gongchan tranquilo y con una de sus adorables sonrisas.
-Pues… algo así como que le gustabas, pero tú te enfadaste con él, porque pensabas que sólo quería tema…-
¿Le gustaba? Pero no era su culpa pensar que sólo quería sexo, era esa manera de tratarle que tenía Zico…
-Channie… parecía arrepentido. Baro le aconsejó que hablara contigo en serio y dijo que lo haría.-
Gongchan lo miró por unos segundos, estaba seguro de que Sandeul entendía cómo se sentía y por eso fue a verlo. Recordó el mensaje y se preguntó si Zico lo estaría esperando allí para hablar a solas.
-Gracias, hyung.- le sonrió, recibiendo una sonrisa de parte de Sandeul también.- Dime, tú no te habías dado cuenta de que me gustan los chicos ¿verdad?-
Sandeul negó efusivamente con la cabeza.
-Pues yo me di cuenta poco después de conocerte.-le sonrió de nuevo.
-¿En serio?- le miraba sorprendido.
-Sí, espero que todo te esté yendo bien con Baro hyung.-
Sandeul abrió más los ojos.
-¿Cómo lo sabes?-
Gongchan se rio esbozando una gran sonrisa.
-Jajaja Yo lo sé todo, hyung, si no pregúntales a Shinwoo y Jinyoung hyungs.-
Sandeul no entendió muy bien el comentario, pero se rio.
-¡Aajaja! ¿Es que ellos también son pareja?- bromeó.
Gongchan le lanzó una mirada pícara y acto seguido se levantó para salir de la habitación.
-Saldré un momento, luego nos vemos.-
Sandeul se quedó boquiabierto, balbuceando de nuevo, ¿De verdad Jinyoung y Shinwoo también eran pareja? Aunque no le pareció muy extraño.
Baro vio como Gongchan iba muy sonriente hacia las escaleras y le guiñaba un ojo, se asomó a la habitación del menor y vio a su novio completamente en blanco diciendo palabras inentendibles.
-¡Yah! ¡Gongchan-ah! ¡Ya me lo has traumado!- le gritó fingiendo estar enfadado.
Escuchó al menor reírse desde la planta baja y se acercó a hablar con Sandeul, a saber que nuevo descubrimiento había hecho que lo había dejado en ese estado, definitivamente las sorpresas no eran lo suyo.
Gongchan caminaba por la arena descalzo, llevaba las sandalias en la mano para poder caminar más fácilmente, miró al horizonte viendo el reflejo blanco de la luna sobre el mar, era un paisaje muy bonito. Entonces pudo vislumbrar una pequeña luz en la arena que dejaba ver una silueta a su lado, se acercó para encontrarse con Zico junto a una pequeña farola.
-¿Querías que viniese?- le preguntó, aunque ya sabía la respuesta.
Zico lo miró, estaba nervioso por el semblante serio del menor.
-Sí…- se levantó para ponerse frente a él pero no podía mirarle a los ojos.- Yo… lo siento.-
Tras un silencio que pareció interminable, Gongchan suspiró.
-¿Sólo eso? Pues está bien, volvamos que es tarde…- se dispuso a irse.
-¡No! ¡Espera!-le detuvo agarrándole la mano.
Zico se maldijo, no sabía que decir, pero algo tenía que hacer. “Sólo dile la verdad…” se dijo a sí mismo. Gongchan lo miraba impaciente, esperando a que se dignara a decir algo.
-Yo… iré más despacio… quiero conocerte mejor y, si luego tú quisieras…- cogió aire.- podríamos salir juntos.-
Goncghan no esperaba que le dijese eso, pero se sintió bien, lo miró divertido, decidió que le haría sufrir un poco.
-¿Quieres salir conmigo?
-¿Eh? Mm… Sí.- Zico tartamudeaba avergonzado.
-¿Quieres ser mi novio?-
Esta vez el rubio se quedó sin habla, completamente rojo, nunca antes le había pedido salir a nadie. La gente con la que se juntaba solían ser mas rudos y ahora le costaba.
-S… sí…-Tartamudeó.
-¿Cómo? ¿Sí a qué?-Gongchan estaba disfrutando de su avergonzada cara mientras se aguantaba las ganas de reír.
-A que quiero ser tu nov…- Zico se dio cuenta de la sonrisa pícara que tenía Gongchan y empezó a reír nervioso, le empujó suavemente.- ¡Aysh! ¡Tú, no me hagas eso!-
Gongchan se río junto a él, hasta que pudo parar y tras un corto silencio acarició su mejilla.
-Lo siento… fui un poco bruto hoy…-se disculpó el menor.
-No, está bien, me lo merecía.-
Gongchan sonrió tiernamente y a Zico le dieron ganas de besarle, pero no debía, el menor se lo podía tomar mal, así que tenía que controlarse. Apartó la mirada intentando despistarse, pero Gongchan le agarró del mentón y lo levantó ligeramente, para depositar un suave beso sobre sus labios, moviéndolos muy lentamente sobre los del rubio. Zico cerró los ojos y llevó su mano al cuello del menor, profundizando un poco el beso, que seguía con un ritmo lento y delicado. Se besaron durante un largo rato hasta que creyeron que debían volver con sus amigos, Zico cogió la mano de su ahora pareja y caminaron juntos hasta la casa.

Sandeul y Baro entraron en su habitación cerrando la puerta tras de si. Zico y Chan estaban fuera de la casa y los otros estaban desaparecidos, así que, prácticamente estaban solos.

-Tengo ganas de darme un baño.-Dijo el castaño mientras buscaba una toalla entre su equipaje.

-¿Nos bañamos juntos?-

-Claro, ¿Has visto la enorme bañera?-Sandeul estiró los brazos intentando representar lo grande que era haciendo reír al rubio.

-Si.- El mayor se acercó con la mirada fija. -¿Sabes? lo de bañarnos juntos, me recuerdan algunas cosas.- le rodeó la cintura y lo atrajo hacia si mismo, mientras sonreía de medio lado, sus palabras hicieron que el pato se sonrojara al recordar a que se refería su novio, aquellas escenas en las duchas del colegio hicieron que riera algo nervioso evitando su mirada.

Gimió levemente al sentir los gruesos labios de su novio sobre su cuello, besándole poco a poco, dándole pequeñas mordidas y succionando levemente dejando pequeñas marcas rojas, Sandeul suspiró sintiendo como se excitaba, su aliento se volvía caliente y sentía como al rubio también se le subía la temperatura.

El mayor lo empujó contra el borde de la cama haciendo que se le doblaran las piernas al chocar, perdiendo levemente el equilibrio, Sandeul se aferró a la camisa de su novio y alzó su rostro entre agitados suspiros y gemidos.

-Baro... si seguimos así, no llegaremos al baño.- Se sonrojó levemente y observó como el chico sonrió tirando de su brazo para que se incorporara.

-Tienes razón, si fuera por mi...-Baro se mordió los labios intentando controlar todo lo que estaba pasando por su mente en ese momento.

-Lo se...- Le contestó mientras se reía.

Los dos cogieron sus toallas y ropas, salieron de la habitación y en un momento se encontraban en el baño llenando la enorme bañera de color azul, parecía como si dos personas pudieran dormir ahí, tenía diferentes tipos de hidromasajes e incluso había sales aromáticas. Sandeul se divirtió llenando la bañera de diferentes diminutas piedras de sal de colores, mientras que el rubio se desvestía, cogió un bote de jabón y lo vertió haciendo una gran cantidad de espuma, finalmente, entraron en la bañera algo nerviosos.

-Ven.- Baro levantó un brazo lleno de espuma llamando a su pareja, el cual, se deslizó por la bañera hasta situarse a su lado, le sonrió levemente y sintió como el rubio le pasaba el brazo por encima de sus hombros acercándole.

-Me gusta el color de tu piel.- Acercó sus labios al húmedo cuello del pato y le lamió lentamente hasta llegar al lóbulo de su oreja suspirando levemente, haciéndole estremecer y suspirar.

-También me gusta el sabor.- Le dijo relamiéndose como una fiera a punto de devorar a su presa, le clavó la mirada comenzando a tocar su muslo interior, Sandeul no paraba de suspirar, le encantaba ese lado salvaje de su novio y la verdad es que lo echaba de menos, se mordió levemente los labios cuando notó como la mano subía, agarró al rubio por la nuca y lo besó desesperado.

Ambos jadeaban sobre los labios del otro, debido a la excitación y el calor de sus cuerpos, sus lenguas jugaban extasiadas degustándose la una con la otra, Sandeul apretó los puños cuando sintió una mano sobre su pene erecto, que comenzaba a masajearle despacio, gimió y entrecerró sus ojos, se apoyó hacia atrás dejándose hacer, lo cual aprovechó el rubio para atacar su cuello dándole pequeña mordidas y suaves lametones, apretó sus pezones con los dientes haciendo que el moreno gimiera con fuerza.

-Ah, Baro, pa...para.-Suspiró, el nombrado se apartó levemente y se volvió a sentar cómodamente, agarró las manos del otro y lo atrajo, sentándolo sobre él, Sandeul sintió como su compañero estaba tan "contento" como él, gimió un poco al sentir su pene rozar con el suyo y se ruborizó levemente al ver como el rubio sonreía lascivo.

-Pervertido.- Dijo tapándose la cara con una mano.

-Y te gusta...-El rubio seguía sonriendo, quitó la mano con la que se estaba cubriendo la cara y se la llevó a los labios comenzando a darles pequeños besos en la palma, subiendo hasta los delgados dedos, introdujo uno en su boca y lo lamió despacio bajo la atenta mirada de su novio, el cual, guiado por sus instintos movió sus caderas creando fricción en sus excitados penes, apartó la mano con la que estaba jugando Baro sustituyéndola por sus labios, le besó suavemente para después saborearlos con su lengua, repasando la comisura de sus labios, después los mordió con suavidad, haciéndole suspirar, sus manos se enredaban en su pelo mientras no dejaba de bajar y subir creando una atmosfera perfecta. El rubio disfrutaba de las atenciones de su novio y se dejaba hacer, pero, sus manos prácticamente volaron hacia las perfectas nalgas de su amante, adoraba tocárselas, eran ideales, redonditas y firmes, las apretó con fuerza clavándole levemente sus cortas uñas haciendo que el castaño gimiera con fuerza.

-Ah...ah...-Ambos suspiraban entre besos, el rubio deslizó su mano suavemente hasta encontrar la entrada del mayor comenzando a presionar despacio haciéndole experimentar una sensación completamente nueva, no pudo evitar apretar los dientes excitado, le encantaba la sensación de presión sobre su trasero, nunca antes había sentido algo así y le gustaba aunque se sentía extraño. El rubio siguió empujando levemente notando como su dedo se deslizaba poco a poco gracias al agua y el jabón, sintió como su pareja apretaba los ojos y apoyaba la cabeza en  su hombro jadeando.

-Baro... espera... para, para...- Dijo entre suspiros.

-¿Te duele?-

-No lo se... es incomodo...- Sandeul estaba avergonzado.-Pero... me gusta.-

-¿Quieres que siga?- El rubio estaba preocupado, lo menos que quería era hacerle daño, el mayor asintió levemente, escondiendo su rostro en el cuello del otro, pronto comenzó a mover su cuerpo volviendo a crear fricción, Baro siguió introduciendo su dedo siguiendo el ritmo que le otorgaba el otro mientras mordía su cuello.

 La sensación seguía siendo extraña para Sandeul pero no quería que su novio parara, deseaba que le hiciera suyo desde hacia tiempo, era algo que había imaginado muchas veces, solo de pensar todo lo que harían después de que su cuerpo se acostumbrara le excitaba de sobremanera, aun así, comenzó a masturbarse junto con el pene del otro para hacer la tarea más amena y no pensar en el dolor que le producía en algunas ocasiones.

El rubio metió un segundo dedo y se sorprendió de lo rápido que se deslizó sin que Sandeul apenas lo notara, siguió el mismo proceso, introducir levemente con suaves vaivenes hasta que estuviera bien dilatado, para después pasar a otro, tres de sus largos dedos ya estaban en la cavidad del mayor y este gemía desesperado, se sentía incomodo pero le encantaba.

-Baro...mmm...sigue...- suplicó volviendo a besar al rubio, sus lenguas jugaban traviesas y desesperadas, la respiración agitada y el aumento de la temperatura corporal les hacia sudar a pesar de estar en el agua.

-Sandeul...-Gimió y le mordió el labio, sacó los dedos del interior despacio, aunque el mayor mostró un gesto desaprobador, le agarró por las caderas y lo atrajo más hacia sí mismo, situándole justo encima de su pene, rosando su dilatada entrada, haciendo que al mayor le latiera el corazón fuertemente. Apretó sus labios y comenzó a bajar su cuerpo mientras le sujetaba el miembro al rubio penetrándole, al comienzo pensó que se volvería loco de la excitante sensación, pero a medida que iba entrando, más extraño se sentía, cerró los ojos con fuerza y cogió aire, el rubio vio que su novio estaba sufriendo así que le masturbó para que no estuviera tan tenso y sirvió de inmediato ya que comenzó a gemir descontrolado mientras seguía bajando su cuerpo hasta que prácticamente llegó al tope de la extensión, se quedo quieto y observó a su amante con los ojos entrecerrados.

- Solo... espera un poco...- Dijo mordiéndose los labios, se agachó hasta apoyar la frente en el hombro del otro con la respiración agitada, Baro sentía una presión en su pene que le hacía perder la cordura, pero el estado del otro le decía que debía controlarse, aun así, volvió a masturbarle haciéndole gemir con energía sobre su oído, el rubio se mordió los labios ya que, además de la escena tan erótica que le brindaba el castaño sentía como su interior se contraía contra su pene.

A los pocos minutos pudo sentir como el mayor comenzaba a moverse tímidamente sobre él, primero, eran suaves vaivenes hacia delante y atrás, a ambos les encantaba la sensación y como el castaño ya apenas sentía dolor alguno siguió aumentando la intensidad, cuando quiso darse cuenta estaba gimiendo sin ningún pudor mientras subía y bajaba con frenesí sobre su novio, el cual sentía que podría venirse con tal imagen, Sandeul estaba gimiendo sobre él, con la mirada perdida, moviéndose desesperadamente y el sudor recorriéndole el cuerpo. Ni el mejor porno podría superar algo así, se mordió los labios, estaba a punto de llegar pero detuvo a su novio agarrándole por las caderas.

-¿Que pasa?- Preguntó preocupado de que no le gustara.

-Es solo que...- dijo intentando respirar.- Si sigues así, voy a llegar.- Sonrió levemente y se mordió los labios, hizo que su novio se levantara muy a su pesar y se puso tras él.

-Pon las manos ahí.- Le dijo susurrándole en el oído, le hizo caso y apoyó sus manos sobre el borde de la bañera dejando una perfecta visión de lo que más le gustaba al rubio, su trasero, era una posición algo vergonzosa pero estaba deseando que su novio tomara las riendas y le hiciera disfrutar aun más.

Baro se mordió los labios y sujetó las caderas de su novio con fuerza.

-Joder... eres tan sexy.- Dijo haciéndole enrojecer.

-Idiota...-

Comenzó a besar su espalda y a morderla suavemente, mientras que con sus manos introdujo su pene haciéndole gemir con fuerza.

-Me encanta sentirte así.- Le dijo al oído.

-A mi también.- Suspiró.- Baro por favor... métela ya.- suplicó, su novio le tomó la palabra y la introdujo completamente, estaba bien dilatado y no había dolor, así que en seguida movió sus caderas con fuerza, no podía aguantarlo más y sabía que su novio tampoco, sus movientes se volvieron rápidos y muy seguidos, haciéndole gritar cada vez que daba en el punto exacto que le hacía enloquecer.

- Ah...ah Baro sigue...ah... mas rápido.- Gimió en voz alta ya que estaba en el punto álgido de su excitación, el rubio estaba en las mismas y escucharle suplicar de esa manera le ayudaba, definitivamente llegaría al mismo tiempo que él, aumentó el ritmo de sus estocadas y sintió como el castaño apretaba su trasero por las contracciones así que, inevitablemente llegó junto a él acompañados de gritos y gemidos desesperados. Baro abrazó a su novio por la espalda y este sintió sus piernas temblar así que se sentó como pudo tras separarse, se apoyó en el borde y echó la cabeza hacia atrás recobrando el aliento con su novio al lado en la misma situación.

-Sandeul...- dijo con dificultad.- eres, increíble.- dijo riendo un poco.

-Tú, sí que lo eres.- dijo riendo, se acercó y le besó el cuello con suavidad, apoyó la cabeza sobre su pecho y cerró levemente los ojos.

-Te amo.-Susurró.

-Y yo a ti.-

A los pocos días todos estaban con las maletas preparadas para marcharse de aquellas pequeñas vacaciones. Salieron con su poco equipaje y subieron en el coche del padre de Gongchan que había vuelto a buscarlos.

-¿Qué tal se lo han pasado?-

-Genial.- Contestaron algunos, mientras otros solo se limitaban a sonreír dándole a entender que todos estaban satisfechos.

-Me alegro.- dijo sonriendo gratamente.

Tras dos horas de trayecto, pararon en una estación a reponer gasolina y el padre de Gongchan aprovechó para comprar algunos snacks mientras los chicos hablaban alegremente.

-Estas son las mejores vacaciones que he tenido en mi vida.- comentó Channie tomando la mano de Zico, el cual sonrió y le dio un suave beso en la frente.

-Y las mías...- dijo Sandeul, mirando de reojo a su pareja que estaba en el asiento frente a él, este se dio la vuelta y sonrió.

-¿Por qué será?- Dijo pícaro, el castaño rió.

-Han sido divertidas.- Apuntó Jinyoung.

-Cuando volvamos a la ciudad, tenemos que quedar y hablar con tranquilidad.- Dijo Gongchan, tenía ganas de contarles a todos sobre su relación y aprovechar para que los demás se soltaran a contar lo que era obvio, pero estaban tan cansados, que prefería hablarlo en otro momento.

-Si...- Susurró Zico.

Cuando el padre de del más pequeño volvió al coche vio que todos se habían quedado dormidos debido al cansancio,  sonrió levemente y dijo para sí mismo:  -Que bueno es ser joven.-

FIN